21: El silencio del perdedor

235 37 18
                                    

Me sentía destruido. Mi corazón se sentía tan dolido que llegaba a pesarme con esmero el pecho, pero no lloré, no hasta que llegué a casa. Había estacionado mi motocicleta donde siempre y subí a mi piso, donde al fin pude recostarme en mi cama y soltar mi llanto.

Nunca había formado una relación, menos el saber qué era terminar con ella. Y la verdad, es que era horrible. La forma en la que las lágrimas invadían mis ojos era desesperante, al igual que la idea de no poder soportar los gritos de mi interior.

Mi Omega se estaba ahogando.

No quería pensar en qué sería de mí y de mi dependencia a Aage, lo único que podía hacer en ese momento era abrazarme con fuerzas y desahogarme entre todo mi dolor y desesperación.

Quería que todo se detuviera.

Estaba tan cansado de todo, de sentir tanto y no poder hacer nada al respecto más que sufrir como un estúpido. Estaba descuidado, mi mente ya no iba a aguantar y mi cuerpo cada vez se hundía en debilidad.

Ya no podía.

De cierta forma, agradecía que el día siguiente fuera sábado, significaba que era libre y no tenía que volver al trabajo. Era un alivio el tener que ahorrarme la explicación de porque mis ojos estaban hinchados.

Y la verdad, es que estuvieron llenos de lágrimas por ese día entero. No era capaz de moverme de la cama, menos de comer algo. Simplemente existía y nunca creí que algo tan normal fuera tan pesado.

Al día siguiente me sentía un poco mejor, fui incluso capaz de comer algo a pesar de no tener mucha hambre.

Debía esforzarme.

De todas formas, no fui capaz de mirarme en el espejo. Sabía que si llegaba a mirarme me iba a deprimir más ante mi aspecto, por lo que solo me dediqué a recostarme en el sofá y agradecer que vivía solo.

Estaba solo.

Tal vez había dejado de llorar porque me había secado, quizá fue porque era el turno de mi Omega el romper en llanto con fuerzas, lo sentía. Mi dependencia no iba a ser algo fácil de superar.

¿Ya era hora de hablar con alguien? No estaba seguro, lo único que podía pensar era en lo cansado que estaba y la simple necesidad de dejar de oír mi interior era necesario. ¿Debía buscar a alguien? ¿Quién? Solo era un pobre chico sin muchas amistades.

Cubrí mi vista con mi brazo, suspirando.

No sabía qué hacer.

Solo quería estar a solas, pero, al mismo tiempo, deseaba tener a alguien a mi lado.

Sabía que no era una persona de amigos, que mi circulo era reducido, pero a pesar de ser un perro solitario la necesidad de compartir con alguien me era tentador.

Ya me había casado de estar solo por tanto tiempo.

Era temprano, por lo que pude notar en mi reloj del salón. Aún me seguía sintiendo cansado y desconsolado, pero opté por tomar una ducha en un intento de no estar completamente a solas con mi mente. Tras eso, seguía sintiéndome insuficiente, por lo que, en una desesperada elección, tomé mis cosas y me largué a darme una vuelta a Blane's.

Estaba muy consciente que era la peor opción el dejarme solo cuando me encontraba decaído.

Al llegar no tardé en empezar a encontrarme con antiguos conocidos del trabajo, saludándolos de forma simple, pero entre todo ese primer movimiento, no pude hallar a mi pelirroja favorita.

—¿Luke está vivo? —pregunté a Tiana, la recepcionista, en un pequeño intento de buscar una simple pista sobre mi amigo.

—Ahora mismo se encuentra con un cliente si no mal recuerdo—respondió, revisando las entradas de su computadora. Solté un suspiro cansado, ¿ahora tendré que esperar?

RiotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora