Capítulo 4

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Me sentía demasiado cansada como para estar caminado entre los largos pasillos de la Univerdad a estas horas de la mañana pues, no había pegado ojo en toda la noche

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Me sentía demasiado cansada como para estar caminado entre los largos pasillos de la Univerdad a estas horas de la mañana pues, no había pegado ojo en toda la noche. Me desperté abruptamente a las cuatro de la madrugada, en un ataque de ansiedad. Mi pecho subía y bajaba rápidamente, mi respiración era pesada, un sudor frío bajaba por mi frente y tenía la sensación de estar en peligro. Cuando me levanté en busca de agua, mis piernas temblaron, cayendo inmediatamente de rodillas al suelo. No era la primera vez que pesaba, es por ello que abstuve mis gritos de sufrimiento y solamente resoplé en frustración. Como resultado, me encontraba en la cafetería quedándome dormida mientras comía. No era muy consciente de mis acciones pero, sé que debía parecer estúpida ya que había cerrado los ojos en busca de un pequeño descanso mientras sujetaba el tenedor en el aire, derramando la ensalada en mi torso y piernas.

— Hey, ¿estás bien? — una delicada voz hizo que me sobresaltara, lanzando el tenedor en esa dirección — wow, cuidado avenger — se acercó a la mesa para sentarse frente a mi — eso casi me saca un ojo y amo mis ojos.

— Oh dios, perdón — llevé mis manos a mi boca para cubrirla, completamente sorprendida — lo siento muchísimo en serio.

— Está bien, no pasa nada — sonrió mientras me pasaba una bebida energética — ten, te hará falta.

Sin decir mucho más, agarré la bebida, dedicándole una sonrisa en agradecimiento. Casi me termino la lata en dos tragos, bebiendo desesperadamente con intención de despertarme lo antes posible. Necesitaba algo de energía.

— ¿Cómo te llamas, bella durmiente? — preguntó la chica frente a mi. Esta tenía la cara redonda con unos prominentes cachetes que la adornaban, haciéndola ver adorable. Su pelo, un rubio dorado casi hipnotizante, caía en cascada sobre sus hombros, sus ojos eran azules cían y resaltaban el tono de su piel pues era bastante palida. Sus labios también destacaban ya que estos eran naturalmente rosas, el de arriba más delgado que el de abajo.

— Faith Craig, ¿el tuyo, rizitos de oro? — agregué omitiendo mi segundo nombre, como solía hacer. No era que no me gustara, simplemente me incomodaba que las personas me llamasen por él pues lo sentía muy personal, sólo Niall y mi hermano pequeño me llamaban así. La chica sin nombre arqueó una ceja ante mi apodo. Si ella podía comenzar la conversación llamándome avenger y bella durmiente, yo también podía.

— Amelia Hills — responde — llámame Lia — en total confianza cogió una de las tantas aceitunas que acompañaban mi ensalada y se la llevó a la boca.

— ¿Eres nueva? — el edificio era enorme así que no me extrañaría que no lo fuera, sin embargo, en los años que llevaba aquí, no recuerdo haber visto su cara ni una sola vez.

— Sí y no — responde encongiéndose de hombros — estuve aquí el primer año, creí haberme equivocado de carrera así que me cambié pero, tras haber pasado el peor año de mi vida en literatura hispánica, volví a cambiarme. Simple — explicó con desgana.

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