Capítulo 7

165 52 20
                                    

Planear la ida al bosque con Alec era algo realmente complicado y no por el hecho de tener que evadir la seguridad ni el cómo íbamos a cruzar la valla que rodeaba el internado.

Si no por su personalidad tan jodida.

Estaba irritada.

Al menos tuvo la descendencia de no mencionar lo del beso. Supongo que fue igual de incómodo para el, cómo lo fue para mí.

Estábamos en la biblioteca, yo tenía entre mis manos un dibujo realmente miserable de la cerca que teníamos que cruzar, era vigilada por dos guardias cada treinta metros. Y la única manera de salir era por una de las tantas casillas de vigilante.

—Entonces tendríamos que crear una distracción para los guardias, pasar por la casilla del vigilante y luego saltar la cerca. —Dije cómo que si fuera un plan súper sencillo.

—¿Y como pretendes distraerlos? ¿Fingiendo ser más grande? — lo odiaba, su jodido tono de burla y la indiferencia que acompañaba siempre sus facciones.

Estaba inclinado en el espaldar del asiento y con las piernas sobre un taburete a su lado izquierdo.

—Primero que todo, eso aplica para los osos únicamente, y segundo—Pienso un momento— De verdad que me estoy arrepintiendo de llevarte. Mi idea es que soltemos al Pomerano de Natalia.

—¿Que te asegura que va a funcionar?

—Pues no, pero es mejor que provocar un incendio.—Me encogí de hombros—Además, es el karma que merece por involucrarse con un menor de edad.

—¿Y cómo pretendes encontrar al perro?

Le pone peros a todo mi plan.

—Facil, hoy le toca baño, podremos sacarlo del su salón fácilmente.

—No preguntaré como lo sabes, ya me asusté hoy lo suficiente.—Dijo fingiendo un escalofrío.

Estuvo de acuerdo. Esperamos que fuera la hora acordada y emprendimos el viaje.

Todo salió de maravilla, ésta vez solo había un guardia y en cuanto el perro de Natalia se fue chillando, se fue trás de el, lo que fue una suerte estupenda. El único inconveniente fue que al momento de subir la cerca, se rasgo mi pantalón, dejando una porción de tela de mi ropa interior a la vista. Ganando varios comentarios de burla al respecto por parte de Alec.

Y no crean que fuí tan tonta, claramente revisé sí había quedado aunque sea un pedacito de tela en la cerca. 

Ver CSI me había enseñado muchas cosas.

Treinta minutos de camino después me estaba muriendo. Apoyo las manos en mis rodillas y me encorvo para descansar. Alec nota que me detengo y voltea los ojos.

—¿Otra vez? Tu condición física es un asco. — Dice con fastidio.

He hecho que nos paremos en tres ocaciones distintas.  Y eso lo debía de tener frustrado, obviamente el estaba buenísimo y en forma, se notaba que entrenaba en el gimnasio del Instituto o que algún deporte practicaba.

—Mi justificación es que he tenido que hacer un millón de ejercicios en educación física, ese profesor me odia.

—¿Que tan difícil es para ti mantener la boca cerrada y no quejarte durante las clases? Si lo dejaras de hacer, no tendrías que hacer el doble de ejercicios.—Dijo a la vez que se apoyaba en un árbol.

Levanté la mirada del suelo, y enarqué una ceja.

—No me digas, no sé cómo no se me había ocurrido antes.– Comenté con sarcasmo.

Conexiones OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora