Frida es abierta y orgullosamente lesbiana.
Un día cualquiera, la prima de su mejor amiga Cristina; Joy, le presenta a su amiga: Sigfrid.
Y... Oh, cielos. 𝗘𝗹𝗹𝗮 es tan preciosa.
Durante el día de cuando la conoce su cabeza solo piensa en dos cosa...
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Terminó de recogerse su cabello con dos mechones delanteros unidos atrás con una evilla en forma de estrella de color blanco.
Fue a su cajita de accesorios y sacó un reloj digital de color gris, se lo puso y miró la hora: tres en punto. Tomó la pijama que traía puesta antes de levantarse y la dejó debajo de la cama. Extendió la toalla a lo ancho de la cama, tomó el bolso donde llevaba todas las cosas necesarias para dormir en casa ajena y fue a la sala, tomó las llaves, salió de su casa, cerró con seguro y partió a pie hacia la mansión de la rubia.
La última mencionada, se había levantado de su siesta apenas hace 6 minutos. Recordó que le había dicho a Frida que estuviera a las 3:30 en su casa. Y para su mala suerte la condenada era malditamente puntual.
Tendría que apurarse.
Cerró la puerta de su cuarto con seguro, se desvistió y se fue desnuda al baño.
[...]
La pelinegra había llegado hace unos 10 o 15 minutos a la casa de la rubia. Jeffry -el mayordomo de la rubia- le dejó entrar puesto a que la abuela de su amiga y él ya la conocían, era como de, extrema confianza para el par de adultos.
Y ahí estaba Frida, sentada en uno de los sofás de la gran sala de la mansión de Cristina.
Ya estaba por volver a su casa y decirle a Jeffry que le dijera a la ojigris que cuendo esté lista fuera por ella.
Pero entonces se escucharon pasos apresurados en las escaleras, volteó su mirada allí y era cristina, quién venía bajando las escaleras ya lista.
— Hasta que por fin. — Habló la pelinegra cruzándose de brazos. — A la próxima tu vas a mi casa, estúpida. —
— ¡Perdóooon! Me quedé dormida. — Contestó la rubia apenada.
— Si, eso veo. Y he de suponer que cuando te fuiste a bañar casi te come el baño. — Rodó los ojos y se levantó del sofá para dirigirse hacia Jeffry, que estaba no muy lejos de ellas. — Hasta luego Jeffry, dale saludos a doña Abril de mi parte. — Dijo apoyando su mano en el hombro del mayordomo y luego soltandolo para retroceder. El adverso asintió y las dirigió a ambas hacia la puerta. Ya ahí la pelinegra fue la primera en salir completamente de la mansión, la rubia se quedó unos segundos más despidiéndose de su mayordomo y luego finalmente alcanzó a Frida y comenzó a caminar con ella.
— Y... ¿Cómo estás? —
— Oh, verdad que hoy no tuvimos una conversación normal por chat. — Aunque nunca las tienen. — Pues bien. Excelente. Vivir sola es lo mejor. —
— Se ve que sí lo disfrutas. Hey, ¿Qué paso con Kitty? —
— No ha vuelto desde ayer. Ha de estar engatada por ahí o capaz está dándome nietos. —
