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En un movimiento rápido, ella alzó la mano, la mejilla de Jeon ardió como el infierno por el impacto de la extremidad anillada. Jiseok iba a repetir la agresión, fallando por el agarre que él ejerció.

—No me amenaces. No vuelvas a tocarme.— dijo zafándose al fin del agarre.

—¿Por qué no? Tú me amenazaste primero.— colocó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.— No tengo por qué ser bueno con alguien que fue la primera agresora. No mereces respeto alguno, mujer.

Y ahí terminó la conversación.

Las discusiones ya eran su rutina diaria. Llegaban a hacerle gracia.

Recibió una visita inesperada, pues hace meses que no veía a su mejor amigo de la universidad; Mingyu.

—Jeon.

Sonrió. Típico saludo entre ellos.

—Kim.

Se dieron un duro apretón de manos, y una palmada amistosa en la espalda.

—¿No pudiste haber escogido una casa que estuviera más lejos, o no habían?

—¿Y si mejor me enviabas una carta?— respondió Jeon.

—Ya calla, y vamos a tomar algo...— dijo creando un poco de presión en el hombro contrario, provocando cierta insistencia a que salga de su hogar, e ir a un bar cercano.

—Es mejor que quedarme con una celosa agresiva.

Rieron y salieron por unos tragos, que más daba. En parte era feliz, y por la otra parte era... era penoso, desde su punto de vista.

Tener a la mujer más hermosa era algo bien valorado, pues tampoco había mucho donde elegir. Hay que hablar de las cosas con la cabeza fría.

Jeon era inteligente, guapo, simpático y caballeroso, muy bien lo criaron sus padres y hermanos.
Mientras que Jiseok, era hermosa, carismática y de un carácter muy fuerte, atractivo para varios, pero no para el que era su esposo.

No se amaban, se casaron sin ningún tipo de afecto, e iban a tener hijos porque si, en unos años más, si es que se da. Por parte de Jiseok, era deseo puro, no era amor.

Jeon siempre soñó con la vida de millonario solterón, no hallaba nada mejor que eso. Comprar lo que se le diera la gana. Tener canes ladrando por su llegada. Y, si es que tenía la suerte de que nadie se enterara, tener la oportunidad de tener pareja, uno que lo amara de verdad.

Desde sus 13 se dio cuenta que no era como el resto de sus compañeros. Todos los hombres que conocía eran iguales, los distintos desaparecían de un día al otro, nadie los volvía a ver. Seguía con su actitud de siempre, ya que "apuntar para el mismo lado" no significaba ser afeminado ni nada.

Jiseok desde que tenía unos 4 años, supo que quería ser madre, tener pequeños revoltosos corriendo por la casa era algo que no podría explicar con palabras. Ser mantenida en pocas palabras. Y eso iba directo al fracaso.

Las personas sólo miran lo bueno, lo que es color rosado y con brillantina púrpura.

Tener esposa es algo que además de amor, requiere atención y responsabilidad. Ella aveces se comportaba como una niña, aún. Mimada.

Y tener esposo, aparte de ser mantenida por él, involucraba ciertos tratos, malos y buenos. Él no la golpeaba, los tratos "malos" es que simplemente la ignoraba, ella no era importante ni en el más mínimo sentido.

Jeon en comparación al resto de machos descerebrados, la trataba como reina. Nunca le había levantado la mano, sólo la tomaba fuerte para evitar ser golpeado por ella.

—¿Y... cómo vas con Jiseok?— preguntó Mingyu.

—A decir verdad... ya ni cariño le tengo. Ya ni siquiera intento hablar de cosas cotidianas con ella. — dijo reflexivo.— Siempre discute conmigo por el mismo tema.— dijo tomando un pequeño sorbo de su whisky.— ¿puedo regalarla?

—Tú le pusiste el anillo. Tú aceptaste la carga. Tú haste cargo de la cagada que te mandaste.

—Sabes perfectamente que nunca la amé, y me casé por mi padre...— bufó.— mis hermanos ya le dieron nietos, ¿para qué mierda quiere dos o tres más? ¿no es suficiente con ocho?

—Tengo suerte de ser estéril.— agregó burlón.

—Hijo de puta.— rió Gguk.— Agradécele esa patada a Wonho.

—Bueno, hablando en serio... ¿le darás los nietos o es puro juego?— dijo volviendo a elevar el vaso, acercándolo cauteloso a su boca.

—No estoy listo para otra carga. Si ya es difícil con una, imagínate que de la nada salgan dos o tres al mismo tiempo. Nunca tan imbecil e irresponsible como para dejarla botada con crías, pero no quiero.— dijo seguro de sí.— Es su cuerpo, ella verá si quiere o no mi esperma.— le dio otro trago a su vaso.— Total, ella está en casa, yo soy el del trabajo.

Bien corto, pero es como una intro de lo que vive Jeonggukie

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Bien corto, pero es como una intro de lo que vive Jeonggukie.

La loca que tiene por esposa, bien celosa de la vecina KDNDKDNDKDN, por alguna razón me causa gracia.

Eso, bye.

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