-Oye mocoso- le llamó Kunikida mientras recogía la primera hoja. Este se volteo para verlo mientras le hablaba. El rubio dejó por un segundo de ver la pantalla de su computadora para poder hablar con el tigre.
-No has sabido algo del desperdicio de vendas? - curioseó el rubio.
-Dazai-san? -.
El más alto asistió.
-No... le llamamos esta mañana con Kyouka, pero no contestó, nos preocupamos y lo fuimos a buscar en su apartamento, tampoco estaba ahí- respondió el chico con un gesto de preocupación al recordar tal evento.
-Y...? que hicieron luego? - pregunto Kunikida.
-Llegamos preocupados; pero Ranpo al vernos, nos dijo que no nos inquietáramos, que él estaba mejor de lo que podríamos pensar o imaginar-.
-Ese bastardo, otra vez se escapó del trabajo- respondió el de gafas con un suspiro volviendo a mirar la pantalla de su dispositivo.
-¿Qué quería decir con que está mejor de lo que esperamos, Ranpo-san? -indagó Atsushi mirando al azabache que comía papas sobre un escritorio.
-Ah? - le respondió este con la boca llena dándose la vuelta- Atsushi-kun, estás pensando mucho las cosas, tú mismo sabes la respuesta, solo tienes que echar cabeza- le dijo para luego darse la vuelta y volver a disfrutar de su comida, típico de Ranpo.
El albino se confundía cada vez más, ¿cómo se supone que el sabría donde se encontraba su superior en estos momentos? A pesar de haber pasado suficiente tiempo con él, no se le ocurría un lugar que no fuera uno que se prestara para cometer un suicidio. Si bien alguien pensaría que es el lugar más lógico en el que se encontraría, hasta ahora, Dazai seguía en su ardua búsqueda de una mujer que quisiera suicidarse con él, lo cual no había dado frutos aun; así que no era posible que este estuviera tratando de inmolarse, extraño ¿no?
Atsushi terminó de recoger las hojas que hace unos segundos yacían en el piso, se sentó nuevamente en su escritorio y se dispuso a volver al trabajo. Antes de que agarrara la primera hoja, se escuchó el sonido de llamada entrante, provenía del celular de Kunikida. Este lo agarró y su rostro expresó sorpresa al leer el nombre de quien marcaba; sin que esto lo detuviera, el rubio respiró hondo, contestó y se llevó el móvil a la oreja.
-Vayas horas de aparecer, Dazai- Al nombrar al castaño, el albino levantó su cabeza en un gesto brusco que le provocó un poco de dolor en el cuello, pero esto no le impidió mirar detenidamente los gestos del mayor.
No tardaron en llegar los gritos y regaños de parte del rubio, quien le exigía que le dijera que estaba haciendo, y que, si esa era otra excusa para saltarse el trabajo, dejará de mentirle; pero al parecer no logró conseguir respuestas, solo risas del otro lado de la línea, cosa que lo enojó más.
Luego de unos segundos en los que Kunikida había permanecido en silencio, colgó y fijó su mirada en el albino.
-Dijo que saldría a pasear con alguien toda la tarde. Que hablaría con el jefe para reponer este día- le comento este.
-¿Lo repondrá? ¿Cuándo? - curioseo Atsushi. El de gafas tomó aire y finalmente lo dijo.
-En su cumpleaños-.
Un silencio surgió nuevamente en la oficina, el hombre tigre se enredaba cada vez más en esto, no entendía el porqué de las acciones de su superior. Recordaba hace unos meses cuando el presidente le había dicho que ese año le daría el día libre en su cumpleaños, el castaño se alegró ante la noticia y le agradeció una y otra vez a Fukuzawa por ser tan generoso al darle un día más libre. Ahora, lo había sacrificado por alguien. Algo era claro, ese alguien no era cualquier persona, el castaño amaba los días libres, no solo porque no tendría que trabajar, si no que no tendría que escapar, además que al regresar no recibiría los regaños y golpes de un Kunikida hecho una furia; no era algo que el de vendas sacrificara a menudo.
Había veces que simplemente no comprendía a Dazai, nadie lo hacía completamente, solo fingían comprenderlo a veces, o solo seguirle la corriente, todos en la agencia sabían que era lo mejor. Era difícil seguirle el hilo, si uno se descuidaba, se perdería; era justo lo que había pasado. Atsushi seguía perdido en sus pensamientos, hasta que una memoria cruzó por su mente.
-Kunikida-san...- indicó rompiendo el silencio- de casualidad sabe qué relación hay entre Dazai-san y Chuuya-san? -.
-¿El ejecutivo de la Mafia Portuaria? ¿Chuuya Nakahara? Si no estoy mal, ese desperdicio de vendas ha expresado su odio hacia este a pesar de trabajar juntos de vez en cuando- manifestó.
Atsushi recordó a Chuuya comprando cuatro latas de cangrejo la noche anterior, y el nerviosismo con el que hablaba ante las preguntas del albino ¿Era posible que...? "No, no, eso es imposible" se dijo así mismo para tratar de alejar sus pensamientos.
Ranpo simplemente disfrutaba esta escena, disfrutaba ver como ninguno de los dos, sabía la respuesta aun teniéndola en sus narices, era bastante obvio que la persona por la que Dazai había derrochado este día, era nada más y nada menos que ese pelinaranja.
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No me sueltes ~~~~(bsd, Soukoku)
Fanfiction"Del amor al odio hay un solo paso", es algo que muchos dicen por ahí. Pero que pasa cuando tienes miedo a abrir tu corazón a la persona incorrecta? Reemplazarlo por el odio fue la opción por la que opto Chuuya Nakahara, lo que el no sabia es que ne...
Capitulo 7
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