12- Isla

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Mis ojos se fijaron en una espada rota que se encontraba, no muy lejos del Cíclope, encima de un barril aún lado de la puerta. El guardia que vigilaba, protejia, y cubría la salida medía cuatro metros de alto, vestía trapos sucios, viejos y como algo esencial en su raza llevaba un sólo pero enorme ojo. Cuándo el gran ser se dio la vuelta, dándonos la espalda, aproveché y con el corazón en la mano me acerqué sigilosamente al barril.

Tomé la espada con mucho cuidado de no causar sonido alguno, más moví accidentalmente la tapa.

No hubo ruido, pero... mis ojos fueron atrapados por un brillo de color dorado. Me quedé de un momento a otro sin aire. ¿Oro? Nunca había visto tantas joyas, artefactos y monedas doradas juntas. Trague grueso, mis manos sudaban y temblaban, si tomara un puñado, una simple pulsera...

No, no, no. Ésto es malo, ¡Céntrate! Tienes que salir de aquí, no hay tiempo para ésto. Me decía. Además Jiraiya dijo que había millones de dólares a mi nombre. Pero...

Es muy brillante, nunca podría obtener algo cómo eso, ésto, ésto. Ésto es como cuándo tomo dinero a escondidas de los Harunos. Más lo máximo eran cinco dólares ¡Aquí no hay miles, hay millones!

Sumergido en mis pensamientos lo que me devolvió a la realidad fue la enorme sombra en el piso y la pared que cubrió la mía.

Giré mi rostro con miedo, un puño de gran tamaño se dirigió a mí con gran velocidad y mucha fuerza concentrada. ¿Cuántas veces había visto eso? Me pregunté antes de que de alguna forma la esquivara, abandonando la espada y rodando por el suelo intenté pararme. El puño agrietó y dejó su huella en los bloques de piedra del suelo. De haberlo recibido mi cabeza se hubiera vuelto papilla, instantaniamante muerto. Éste me miró y frunció el ceño. Se puso firme y dijo...

-Insecto-

-¡Maldito insecto asqueroso!-

Un recuerdo llegó a mi mente al mismo tiempo que un enorme puño más se dirigió a mí con gran potencia y lo volví a esquivar. No sabía que era lo que sucedía pero cuando el ataque se acercaba todo iba en cámara lenta y mi cuerpo reaccionaba con mucha velocidad, tanto que apenas entendía lo que sucedía.

Fueron golpe tras golpe, el cíclope actuaba cada vez más lento y yo apenas podía esquivarlos. Sudaba, el cuerpo me pesaba y a veces no podía moverme, era como si me hubieran pegado ladrillos en el cuerpo. Mi respiración de aceleraba con cada nuevo movimiento.

Y en el momento en el que mi cuerpo cayó al lado de la espada, la tomé y la clavé en el puño cerrado de el enemigo, cortandole dos dedos, éste no tardó en dejar escapar un grito-rugido y como si mi cuerpo estuviera conectada al arma durante años, aprovechando la oportunidad, blandi la espada y corte su cuello con facilidad, determinación y calma que no podía creer provenían de mí. La sangre se esparció por el suelo. La espada no me pesaba quería creer que era por que se encontraba rota, pero era tan blanda que parecía subrealista, aún si vivo en un cuento de fantasía.

Por otra parte, creer que había matado a tal ser, un sentimiento de culpabilidad se espandio por mi pecho. Todo mi cuerpo se tensó, había tomado una vida y me mantenía parado sin reacción alguna. Lo hice, en simples segundo había cortado su cuello... Y fue fácil...

De haber tomado la espada rota antes...

Antes de continuar con mis pensamientos y sensaciones nuevas vi algo que me llamó la atención en el cuerpo del cíclope, más específicamente, su cuello. Una piedra de color carbón, una piedra con apariencia cercana a la obcidiana.

No brillaba, no sentía nada mágico provenir de ella, pero me atraía, la tomé y sentí un dejabu.

-¿Lo mataste? ¿Cómo? ¿Que pasó?- Preguntó con una cara complicada, una cara confusa, mareada y sorprendida- ¿¡Sabes siquiera cuánto poder tenía eso!?- Preguntó como si lo que veía era hasta irracional. Cuando ella es una hechicera- ¡Carajo! ¿¡Que pasa contigo!?

Un Mundo Fantástico (Sasunaru)Where stories live. Discover now