Tendrían suerte si al contarle, el rubio no sufría uno de sus tantos y ahora mucho más persistentes ataques de pánico.

- Tal vez debamos esperar un poco para decirle- sugirió luego de un par de minutos de reflexión- Debe mejorar un poco al menos. No creo que sea lo mejor restregarle en la cara que acaba de echar todo por la borda en su actual estado...

Jin pasó saliva, sorprendiéndose de lo difícil que fue.

- Debería saberlo... Ahora, quiero decir- añadió Namjoon, en voz baja.

- No lo tomará bien- repitió Taehyung.

- No pienso que vaya a tomárselo bien ni ahora ni en dos semanas o cuando sea que piensen decirle- murmuró igual de abstraído- Será muy difícil que lo acepte, pero no quiero que piense en Jungkook como la persona que lo engañó con medio mundo por más tiempo. No fue así y debe saberlo...- soltó en un murmullo.

Jin miró a ambos chicos, quiénes decían palabras casi audibles y empezaban a discutir, de forma objetiva claramente, sobre el futuro de aquella reciente revelación.

Luego de tal vez veinte minutos analizando la situación e ignorando olímpicamente las opiniones que en un principio le había gustado oír, comenzó a hablar.

- Mañana hablaré con él- murmuró.

- Pero...- el peligris trató de interrumpir.

El menor negó brevemente.

- Lo conozco mejor que ustedes, sé lidiar con él y sus genios. Odia que no le digan la verdad a la cara... No puedo simplemente dejar que siga creyendo cosas que no son. Si espero más tiempo, quizás todo esté incluso peor...- dijo poniéndose de pie. 

Taehyung asintió, sin muchas ganas de nada en realidad.

- Ya es tarde...- agregó Seokjin nuevamente- Necesito regresar a casa o mis padres van a matarme.

Nam no esperó a que dijera algo más y acompañó a su novio hacia la salida. Tae guardó la laptop y el USB en la maleta que había llevado. Luego, los tres caminaron en un silencio casi sepulcral hacia el ascensor. Ya en la recepción del hotel, se despidieron con una breve reverencia. Namjoon llevó a Seokjin a casa y Taehyung fue a la suya, esperando que Jimin se encontrara durmiendo.

Sinceramente, no se sentía capaz de hablar con él.

Compró comida, solo por si acaso. Helado de fresa y toda clase de frituras que el rubio amaba. Sabía muy bien sobre su reciente mala relación con los alimentos, pero al menos debía tratar. En esos momentos, hacer que probara lo que sea sería considerablemente bueno. Sin embargo, al llegar, el silencio y la oscuridad de su departamento terminaron por decirle que en efecto, el rubio estaba durmiendo. Dejó lo que había comprado a un lado, dispuesto a ver cómo se encontraba antes de hacer alguna otra cosa. Entró en su habitación, sintiéndose increíblemente pequeño ante el sonido que invadió sus oídos.

El ovillito tembloroso recostado sobre aquella cama le retorció el corazón. 

No pudo aguantarlo más y caminó con firmeza hacia él. Se sentó al pie de la cama, escuchando cómo los hipidos cesaban de a pocos. Jimin levantó la cabeza, la oscuridad no le permitió apreciar su bonito rostro. 

- ¿Quieres... quieres un abrazo?- preguntó el mayor en voz baja.

El rubio dejó escapar una risa triste y corta. 

- Si no es mucho pedir...- soltó.

Kim se acercó a él y como si de un cristal se tratara, lo acogió entre sus brazos. Acarició su espalda e incluso intentó arrullarlo como pudo. No era bueno con sus sentimientos, con las emociones ni mucho menos en entender a los demás; pero si tenía algo en claro en esos momentos, era que quería ver nuevamente aquella sonrisa genuina en el rostro del chico.

Ma Sweet Boy- #KOOKMIN- #M-PREGOnde histórias criam vida. Descubra agora