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-...¿Lo entendiste, no es así?- sonrió el mayor con amabilidad.

Jimin asintió.

Taehyung carraspeó un par de veces, esperando que esta vez sí lo mirara a los ojos, pero eso no sucedía.

Habían pasado dos semanas aproximadamente desde que el comportamiento del rubio había cambiado. Se habían distanciado de alguna manera y ya estaba empezando a sentirse frustrado ante la falta de su sonrisa a diario.

- Bueno, supongo que... Podemos pasar a los ejercicios- dijo con su natural voz gruesa- Si no te molesta, iré al baño un segundo.

- Claro, está bien- soltó con gracia.

No estaba siendo tan sincero como parecía.

Kim se puso de pie y durante todo el camino al baño empezó a reflexionar sobre las posibles cosas que pudo haber dicho o tal vez hecho en algún momento y que quizás terminaron por incomodar al bonito rubio que tenía como estudiante. Se lavó el rostro con un poco de agua y observó su reflejo con firmeza. Peinó sus cabellos hacia atrás y acomodó la camisa que llevaba puesta.

Sus pensamientos lo llevaron a Jimin una vez más y a la hermosa sonrisa que solo tenía el privilegio de ver cuando Jeon llegaba a casa.

Casi soltó un gruñido al pensar en él.

¿Quién sabe? Tal vez Jungkook había empezado a cambiar la mentalidad del chico gracias al resentimiento que le tenía hacia él. O quizás...

- Oh... - murmuró en voz baja.

Acababa de responderse a sí mismo.

Volvió a echarse agua sobre el rostro, esperando no lucir tan afectado como lo estaba. Sin duda alguna era algo que pensaba no hablar con Jimin, al menos no tan pronto. La relación que tenía con Jungkook había evolucionado con rapidez, así que estaba casi seguro de que el castaño se había abierto a él y con ello, le habría contado ciertas cosas que antes no sabía sobre su pasado. Ahora, aquel par de chicos, literalmente habían eliminado toda clase de posibilidad que alguna vez hubo de detener su compromiso. Y aunque debía admitir que le había sorprendido, no estaba por completo decepcionado por ello. La actitud de su hermanastro había cambiado notablemente y la sonrisa del bonito rubio era cada vez más brillante.

No era para él, sin embargo, seguía siendo hermosa.

Se alegraba por ellos, debía admitir que eso era una total verdad, pero a la vez...

No le gustaba.

Ni siquiera un poco.

De cualquier forma, la manera en la que se sentía era lo de menos en esos momentos. Debía primero darle las explicaciones necesarias al rubio. Porque se las merecía y porque simplemente quería dárselas. Bueno, si es que había dado en el blanco con respecto a la especie de problema que tenía con Jimin.

Salió del baño y empezó a caminar hacia la habitación del rubio una vez más. La puerta estaba entreabierta, justo como la había dejado. Desde allí podía ver perfectamente al precioso chico escribir y borrar sobre su libro.

Lucía muy bien, al igual que siempre.

Excelente, si debía ser sincero.

Desde la ropa ligeramente ajustada que le gustaba usar hasta las medias de Dragon Ball que tanto le gustaban. Y ni hablar de su rostro. Sus ojos, sus mejillas y labios. Todo era tan bonito en él. Incluso esa pequeña nariz parecía un botoncito que moría por presionar. Además, había algo que desde que comenzó a enseñarle simplemente le había encantado.

Ma Sweet Boy- #KOOKMIN- #M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora