Моя любовь - URSSARG

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💫Activo: URSS
💫Pasivo: Argentina
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Se levantó lentamente del sillón verdoso en medio del living antiguo y prestó suma atención a su alrededor; piso de madera, cortinas beige que rozaban el suelo, el frío del ambiente... estaba desorientado.

Divagó por la gran casa en silencio y no fue hasta que se cruzó con la puerta de roble oscuro que reconoció el lugar. La abrió con apuro e ingresó, sorprendido de haberlo encontrado sentado en su escritorio.

-Вы закончили? [¿Terminaste?]- cuestionó URSS que, al ver el shock de su compañero rió -Ты в порядке...? [¿Estás bien...?]- Argentina lo interrumpió con un abrazo.

-¿Dónde estuviste todo este tiempo?- preguntó, con su voz quebrantada.

-О чем ты говоришь? Мы были вместе пару часов назад [¿De qué hablas? Estuvimos juntos hace un par de horas]- esta vez no soportó sus carcajadas, aunque para el latino no era gracioso para nada.

-¿E-En serio?- soltó aliviado y por fin relajó su cuerpo -¿Tan mal me hizo la siesta?- murmuró pensativo.

-Я думаю, ты все такой же, как всегда [Yo creo que sigues igual que siempre]- acarició los cabellos rubios de su compañero y siguieron hablando.

(...)

El tiempo pasó rápido, demasiado rápido. Parecía que hasta ahora todo duraba un instante y el argentino no encontraba una mejor respuesta que: "cuando estás feliz, el tiempo vuela". Por eso, con una sonrisa en el rostro salió de la oficina avisándole al soviético que prepararía algo para él.

Mientras cocinaba tarareaba alguna que otra canción, casi sin prestarle atención a nada o bueno, hasta que recordó lo de media-tarde y no hizo más que instalarse una sensación amarga en el pecho.

Sintió como alguien entraba a la cocina y efectivamente, URSS estaba ahí. Se acercó a pasos lentos hasta Argentina luego de que este pusiera una fuente con comida en el horno y se abrazaron.

-Почему у тебя такое выражение? [¿Por qué tienes esa expresión?]-.

Quizás Argentina no se había dado cuenta de que tenía una mueca preocupada.

-¿Sabes? Ni yo sé qué me pasa-.

-О, в таком случае ... почему бы нам просто не поиграть немного в игнорирование мира? [Oh, en ese caso... ¿Por qué no jugamos a ignorar el mundo por un rato?]-.

Una sonrisa genuina se formó en el albiceleste, le parecía muy buena idea y era algo que no hacían hace mucho tiempo.

-Tenes razón- dejó un beso juguetón que no tardó en responder URSS y se dedicó a darle pequeñas caricias en la espalda baja al joven.

Cenar también formaba parte del "entretenimiento" previo a cualquier cosa que decidan hacer por la noche. Tomaron alguna que otra copa de vino tinto y no se hablaron, solo jugaban con sus manos sobre la mesa. O por lo menos así fue hasta que Argentina se levantó.

Como si estuviese controlado por sus sentimientos más que nunca, extendió su mano hasta el soviético invitándolo a hacer algo, provocándolo sin decir una sola palabra.

Este último no dudó ni un segundo y la tomó, siendo él, ahora, el que guiaba el recorrido hasta la única habitación con cama matrimonial y fue en ese mismo lugar donde se sentó Argentina y levantó la mirada hacia URSS, que deslizó su dedo índice por la nuez de Adán ajena, provocándole un escalofrío y elevando su mentón para dejarle un beso en los labios.

Entre beso y beso se deshicieron de las prendas. Y una vez faltos de ropa, luego de recostar a Argentina en el colchón con mucho cuidado, el comunista se subió a horcajadas del latino aprovechando, en esa pose inmovilizadora, acariciarlo.

URSS que se manejaba con tanto amor y tanto cariño, lograba hechizarlo. Siempre había sido así, parecía que disfrutaba más darle amor a otros que recibirlo él mismo.

Despacio y sin apuro, rozó suavemente de abajo hacia arriba el torso del sudamericano, jugó con sus pulgares en las clavículas del muchacho y con sus suaves pezones de paso.

Pese a los mimos llenos de amor que recibía del de pelo negro noche, el albiceleste se sentía extraño. Las caricias parecían "caricias secas", sensación que le resultaba difícil de explicar y que lo ponía nervioso, incluso lograba distraerlo. Por eso, abrazó el cuello del soviético y lo acercó, dejando sus rostros tan cerca que lo único que podían hacer era mirarse a los ojos.

-¿Me seguís queriendo?-.

-Что это за вопросы? [¿Qué clase de pregunta es esa?]- podía ver lo desconcertado en su rostro.

-S-solo respondeme- dijo reteniendo el llanto.

-Ты знаешь, что я все еще люблю тебя, я всегда буду [Sabes que aún te amo, siempre lo haré]-.

Aceptó dudoso aquella afirmación, pero no necesariamente porque no confiara en su pareja... era por culpa de esa sensación inquietante que le hizo un nudo en la garganta durante todo el día.

Le dio la espalda incitandolo para lo que venía.

URSS había dejado caer su saliva en aquella zona "prohibida" y había comenzado a prepararlo. Argentina, lo único que hacía era jadear y esforzarse por no llorar.

Cuando sintió la mano del soviético palpar su abdomen como lo hacía siempre, apretó la sábanas con fuerza.

El rojizo acarició con su glande cada centímetro de los muslos ajenos y luego de tan excitante espera lo introdujo.

En el medio de ese "silencio" el gemido de ambos se mezcló por el lugar. Se movió con lentitud, a veces dejaba unicamente la punta de su miembro y volvía a introducirlo con suavidad. Él se caracterizaba por eso y no había forma de cambiarlo.

Mientras tanto, sin ninguna novedad, parecía ser que el argentino tenía una crisis interna. Y no económicamente hablando.

Sentía sus gemidos ahogados, como si no tuviera fuerza para soltarlos o había algo que le impedía hacerlo, algo que estaba fuera de su control.

Preocupado, sintiendo su corazón acelerado, se volteó para besar a URSS. Para besarlo una última vez.

En medio de aquel doloroso sentimiento, habló.

-Te amo- y se unió nuevamente a él, cerrando sus ojos y dejando que la oscuridad se apodere de todo.

(...)

Con una opresión en pecho, despertó. Lo primero que lo recibió al abrir sus ojos fue el vacío que había en su fría cama y las desordenadas sábanas desparramadas por el lugar.

Se paró frente al espejo, mirándose como si ya no supiera distinguir la realidad de un sueño, se sentía engañado por su propia mente y vaya... era tan doloroso para él.

Apoyó su cabeza en el video reflejante y sintió su agonía, comenzaba a ahogarse con sus lágrimas y, con un sollozo desgarrador desde lo más profundo de su corazón, se sentó en el piso.

El recuerdo lejano del amor de su vida lo torturaba constantemente, porque con toda la melancolía que le cerraba la garganta debía aceptar que no lo volvería a besar, que no tenía otra chance de verlo de no ser por sus sueños, que ya no había nada que hacer... aunque aún lo ame.

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Ah que alguien me dé un pañuelito que lloro...

ONE-SHOTS [C.H.]Where stories live. Discover now