El mafioso seguía leyendo, no quería pensar en el castaño en ese momento, no después de que seguramente se había ido sin hacer nada más. Todo iba bien, había terminado el libro y ya no sabia que mas hacer, solo cerro sus ojos y suspiro, al hacerlo un olor delicioso invadió sus fosas nasales.
-Pero, qué?- se preguntó Chuuya en una incertidumbre, estas no eran horas de hacer desayuno, y más tratándose de un desayuno tradicional. Se levantó y se dirigió lo más rápido que pudo hacia su puerta. La manija giró abriendo la puerta sólo para encontrarse con el responsable de ese olor. Dazai tenía unas pequeñas bolsas negras debajo de sus ojos, no eran perceptibles a primera vista, pero si te dedicabas a mirarlo con tal detenimiento como lo miraba el mafioso se podían divisar. También traía consigo una bandeja, en la que venía un plato con arroz, sopa de miso y un intento de tamagoyaki, que, aunque no se veía tan presentable, desprendía un olor placentero. Ambos quedaron sorprendidos por la presencia del otro, pero unos minutos después Dazai respondió.
-Buenos días Chuuya- le dijo con una sonrisa en su rostro.
-Creí... - respondió el más bajo.
-Que me había ido? Pues como te parece que ese no es el caso- le respondió casi de inmediato. El ojiazul se rascó detrás de la oreja mientras hacía una mueca de pena y un leve sonrojo se asomaba por sus mejillas. El pelinaranja busco desesperadamente como cambiar de tema.
-Por cierto, ¿esto que es?- le dijo señalando la comida que había sobre la bandeja.
-El desayuno- le respondió el castaño orgulloso. - Ahora ve, acuéstate de nuevo en la cama para que te pueda entregar la comida- le dijo rápidamente al ver que el ojiazul extendía sus brazos para recibir la bandeja, ante las palabras de Dazai, el más bajo expreso confusión en su rostro.
-Pero-
-Adadadadah - le interrumpió rápidamente el detective posando un dedo en los labios del contrario señalando que hiciera silencio- no tengo ganas de discutir esto así que hazlo sin pucheros-.
Chuuya suspiró, de verdad que podía tener la apariencia de un adulto, pero su carácter le recordaba a un niño. Sin vacilar, se dio media vuelta para volver a su cama, en la cual se sentó y le dirigió nuevamente la mirada hacia su ex compañero.
El castaño solo le sonrió de vuelta y se encaminó hacia el mafioso, una vez estando al lado, inclinándose hacia adelante, le puso la bandeja en el estómago con delicadeza para luego volver a incorporarse y dirigirse al otro lado de la cama para sentarse en esta.
Chuuya empezó a comer, y como si fuera costumbre, Dazai se quedó mirándolo atentamente, sin perderse, ni escaparle ningún movimiento; cosa que el pelinaranja conocía bien y a pesar de ya haber visto hacer esto al castaño con frecuencia, aun no se acostumbraba, lo aterrorizaba. Un momento bastante incómodo, a decir verdad, por suerte el ojiazul tenía bastante material para romper ese silencio.
-A qué horas te despertaste? – le preguntó el mafioso mientras degustaba el arroz.
-No me volví a dormir así que- le contesto el castaño sin quitarle la mirada. -que tal esta?
-Te soy sincero? - le dijo el pelinaranja mientras volteaba su cabeza para quedar mirando a su acosador.
-Si es posible, si-.
-Bien- suspiro Chuuya- probablemente es lo más delicioso que he logrado comer hecho por ti-.
El rostro de Dazai perdió todo rastro de aura siniestra, se iluminó como si de un niño se tratara, y un suave color carmesí se asomó por sus mejillas; cosa que el pelinaranja noto casi de inmediato y casi se atraganta con la comida.
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No me sueltes ~~~~(bsd, Soukoku)
Fanfiction"Del amor al odio hay un solo paso", es algo que muchos dicen por ahí. Pero que pasa cuando tienes miedo a abrir tu corazón a la persona incorrecta? Reemplazarlo por el odio fue la opción por la que opto Chuuya Nakahara, lo que el no sabia es que ne...
Capitulo 6
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