Capítulo dos.

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— Ya veo. —Comenté volviéndome sobre la dirección hacia la que parecía ir.

— Sí, pero te he visto aquí y no pude evitar pasar a saludarte. —Sonreí sin mostrar los dientes.— Además no podía resistirme cuando vi a Willow.

— Te acompaño a buscar un restaurante, vamos. —Dije animandola para caminar con ella, Willos estaba entre nosotros dos ligeramente más adelante mientras que yo estaba del lado de la acera que daba a la calle manteniendo a Moa en el interior.

Caminamos en medio del silencio o al menos el que estaba instalado entre nosotros pues la ciudad comenzaba a ser ruidosa dandole paso a la vida nocturna.

— ¿Y que tal está Daniel? —pregunté.

Sabía que Daniel y ella eran mejores amigos, mi relación con él no era mala pero debido a que él no estaba tan conectado a las redes no era tan fácil hablar con él.

— Se encuentra bien, muy bien diría yo, ansioso por el estreno de una de sus películas.

Es verdad, había leído sobre los promocionales del nuevo filme de terror y ciencia ficción.

Parecía ser una película bastante buena.

— Me alegra escucharlo. —Ella ensanchó una sonrisa.

— Gracias ¿Y que hay de ti? Cuéntame.—Esquivó a una de las personas que pasaban cerca de nosotros.— No pude hablar contigo tanto como me hubiese gustado en tu cumpleaños.

— Es verdad, eso debo tratarlo con Phelps, te robó de mí.

Bromee mientras caminábamos tranquilamente.

¿Que podría contarle?

No hay mucho que viniese a mi mente y parecía estar casi completamente vacía, en blanco, nada.

— La verdad es que no sé qué podría contarte, he estado bastante bien si te lo preguntas, me ha ido bien.

— No pareciera. —Habló ella lo que consiguió que le mirara con algo de confusión.

— Claro que sí, estoy bien.

Realmente no lo estaba.

— Mmmh, imaginemos que te creo. —Dijo con un tono serio, seguido de ello puso una mano en mi espalda.— Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, Tom.

Sonreí.

Moa sin duda era un ángel.

Nos detuvimos apenas encontramos un pequeño puesto de café, parecía que ella analizaba si estaba bien conseguir algo de ahí por lo que caminó hasta una de las mesas de afuera del local.

— ¿Te molesta si te pido que me hagas compañía? —Me dijo mientras me miraba a los ojos y mis ojos se encontraban con los de ella.

Marrones, oscuros como la noche que parecía caer sobre toda la ciudad.

Negué con la cabeza.

— Para nada. —Me senté frente a ella dejando que Willow descansara aquellas patitas así como mi skate la deje en la suelo.

Tenía tanto de lo que ponerme al corriente con Moa.

Una de las meseras se acercó para tomar la orden pero mientras que ambos tomabamos la carta para leer que poder pedir, por un momentos mis ojos se alzaron para ver a mi acompañante pero quedé pasmado al percatarme bien de como se veía.

Su cabello suelto caía al frente por su cabeza ligeramente agachada, sus labios atrapaban su uña no tan larga lo que delataba que su pedido parecía ser más serio que toda mi carrera profesional.

Ella pareció sentir mi mirada pues alzó la mirada sonriendo al instante, le respondí de la misma forma.

Ambos pedimos cosas distintas.

— Entonces... ¿Pattinson? —Pregunté como tema de conversación lo que hizo ella frunciera el ceño extrañada.

— ¿Qué?

— Pattinson, ustedes son novios ¿No?

Una risa divertida y sonora salió de los labios de la morena lo que hizo que yo riera pero confundido.

— ¡Para nadaaa! Robert es mi amigo, no, no, no ¿Pero que cosas dices, Tom? —Su sonrisa trataba de ser minimizada pero parecía que no podía ganar esa batalla.

— ¿En verdad? ¿No? —Negó.— Juro creer que sí, por eso pensé que llegaron juntos.

— Que idiota, Felton.

Asentí.

— ¿Tú eres novio de Emma, acaso? Siempre están juntos. -Yo reí y negué.

— No, mis ojos solo pertenecen a Jade.

— ¡Uy!~—Escuché su canturreo.— Quien lo diría.~ Draco y Astoria en las pantallas, y Tom y Jade detrás de las cámaras.

Admito sentir ese revoloteo en mi interior pero no de una forma familiar-espectacular sino algo extraña-incomoda, siendo la primera vez en pasarme eso.

— Es lindo saber que se aman, son ocho años juntos ¿No?

— Vamos para el octavo año, sí.

La sonrisa que ella tenía en su rostro se apagó, claro, no la borró pero pude notar la resignación que sentí mi corazón estrujarse y dar un vuelco.

Con Moa nunca toqué temas amorosos por alguna razón que hasta el día de hoy no conocía, simplemente sentía que con ella no podía hablar de ello, es por ello que estaba más cercano a Emma.

No es que no me sintiera cómodo, al contrario, con Moa encontraba la misma comodidad que con Watson pero no era lo mismo.

— Me alegra demasiado saber eso.

— Gracias —Hice una pausa.— Tranquila, ese chico se dará cuenta de la mujer a la que dejó ir.

Ella pareció confundirse.

— En la fiesta, cuando te dije que me parecía noble que pusieras la felicidad de esa persona por encima de la tuya.

Ella pareció recordar.

— Sí bueno, no lo creo pero igualmente gracias por los ánimos.

— Se dará cuenta, tranquila.

— No, así está mejor, que no se de cuenta.

— ¿Por qué?

— Porque esa persona se dará cuenta de eso cuando le hayan lastimado.

Me quedé callado con un semblante serio y confundido.

— Cuando amas a alguien solo tienes ojos para esa persona, y no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor en realidad, y solo cuando te lastiman es que notas el sufrir de los otros.

Ella guardó silencio.

— Y realmente yo no quiero que esa persona esté lastimada.

Extendí una de mis manos sobre la mesa para querer tomar la suya, Moa dejó que la tocara.

— Entonces esperemos que esa persona viva feliz, y que tú encuentres una persona que te ame tanto como tú pudiste amar.

Ella solo se limitó a sonreír dedicandome la que creería ser la sonrisa más pura y transparente de su rostro.

— Gracias Tom.

Realmente espero que sufra aquel que ciegamente no notó tu amor, Magdala, a la que le pudo dar el amor más sincero.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora