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¡¡Mensaje importante al final!!

Atlas y yo nos detenemos frente a la casa de los Dier, cumple con la descripción que medio Bertholdt antes de... no importa. Lo que importa es que hemos llegado. Miro a Atlas, está nervioso y respira por la boca ya que no le basta con la nariz, solo espero que no le de gripa. Miro el uniforme de Jonas en el brazo izquierdo y el collar con la mano derecha, está congelado frente a la puerta. Le acaricio el brazo y me pongo frente a él, prácticamente me ruega que no lo deje solo, así que llamo a la puerta por él. 

Abre una mujer con un pañuelo sobre su cabeza que le sujeta los rizos cobrizos, tiene los ojos cafés y pecas en sus mejillas, la reconozco de la fotografía en el collar. La mujer se espanta al ver mi uniforme, aún más cuando ve que no llevo una banda de eldiana, sabe que soy peligrosa.

-¿Sra. Dier? - ella asiente, forzada. Sabe que si miente puede morir -. Venimos a hablar de su esposo. 

Nuevamente, la Sra. Dier se ve forzada a dejarnos pasar, Atlas entra titubeante, se la ido el color de la cara. La mujer nos lleva a su sala y nos indica donde sentarnos, mientras caminamos, veo a la niña haciendo tarea en la mesa del comedor. La mujer se sienta frente a nosotros, toco la mano de Atlas con gentileza, los puntos en su rostro no le dan nada de suavidad. 

Cuando habla, empieza desde el principio. De como al ver a Jonas frente a él pudo matarlo, y como Jonas pudo haberlo matado a él, pero ambos dejaron caer sus armas antes de siquiera pensar en asesinar al otro. Un paso en falso cometido por otro soldado hizo que una mina explotara y Jonas alcanzo a llegar a Atlas y ser el escudo humano que le salvaría la vida, para ese momento Atlas tenía lagrimas en los ojos y la mujer estaba ahogando el llanto para no preocupar a su hija. 

-Traté de salvarle la vida pero era demasiado tarde, y mis antiguos compatriotas se dieron cuenta. Fui exiliado y proclamado traidor de Diere - Atlas coloca el uniforme en la mesa del centro y luego el collar -. Jonas, antes de morir, me dijo que las buscará y les diera esto. 

La mujer estira sus temblorosos brazos hasta la ropa y toma el collar con cuidado. 

-¿Qué hay de su cuerpo? - dice al fin. 

-Lo enterré - dice -. Pude llegar a Marley usando su identidad, le debo a su esposo algo más que la vida. 

-Gracias y, por favor, váyanse - se pone de pie -. Tengo que decirle a mi hija. 

Atlas y yo nos ponemos de pie, la mujer nos acompaña hasta el pasillo. Soy yo quien le abre la puerta a Atlas y salgo sin mirar a atrás, siento el corazón encogido en un rincón en mi pecho, no puedo ni imaginarme como se siente Atlas. 

Empezamos a caminar y estamos a unos metros de salir a la calle principal cuando Atlas se aferra a mi hombro, levanto la mirada y no veo vida o motivación en sus ojos. Segundos después le fallan las rodillas y lo atrapo con mis brazos antes de que toque el suelo pero, es demasiado pesado y apenas puedo sostenernos a ambos. Me doy vuelta y apoyo la espalda en la pared, me deslizo hasta sentarme en el suelo con Atlas aferrado a mí hecho un mar de lágrimas, trata de ahogar el llanto pero aún así es el quejido más desgarrador que he escuchado. 

Ambos tenemos un secreto que podría matarnos, me pregunto si antes nos destruirá por dentro, y si es así ¿Quién sería el primero en caer? 


La luz cálida baña las facciones de Atlas mientras duerme, me doy cuenta que tiene los ojos ligeramente rasgados. Es por eso que me resultó extraño en un principio, nadie en Marley tenía los ojos ligeramente rasgados. Aparto un mechón de cabello de su frente y bajo mis dedos por un lado de los puntos que cruzan su rostro. Hace unos momentos estaba desecho en mis brazos, me era imposible consolarlo hasta que recobró fuerzas suficientes para volver a la base. 

Prohibido. (BertholdtxY/N)Where stories live. Discover now