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Último año de secundaria, 365 días que tendría que aguantar mientiendo no solo a si misma, si no también a todos los que la rodeaban, pero su futuro esperaba paciente por ella, sin esperar que todo diera un giro 360 en su vida cambiando de planes drásticamente, muy tosco y bruto para su gusto, después de todo ella seguía irradiando elegancia y encanto.

Era un poco alarmante lo encantadora que podía llegar ser, con solo una mirada conseguia lo que quería. Se crió de esa manera técnicamente no era su culpa ser como era, o al menos eso quería pensar.

-¡¿Ameli que esperas?! ¿Que llegue papá a gritarnos por tu culpa? Apresurate o me iré sin ti.

Sabía que Donato no jugaba, el encerio planeaba dejarla para que se valla caminando al colegio si no se apresuraba, pese a ser su hermano no tenía ningún tipo de compasión hacia ella, parecían odiarse pero no de una forma mutua.

-Mierda. -fue la única palabra que pudo salir de sus rosados labios mientras se miraba al espejo, sus ojeras estaban marcadas sobre su blanquecina piel haciendo que se noten aún más. Odiaba su apariencia, le daba igual si todo el mundo le idolatraba su aspecto seguía sin agradarle y nadie iba a cambiar eso. Nadie podía.

Las palabras de su hermano retumabron en su cabeza haciendo recordarle que un desayuno junto a una copia de ella a la cual llamaba madre la esperaba abajo. Se maquillo rápidamente tapando sus moradas ojeras e hidratando sus finos labios.

Bajo sus escaleras rápidamente mientras se asomaba el rostro de su padre, oh su querido padre, el primer hombre en romper su corazón, Ronald creía que hacía feliz a su pequeña hija, pues el le daba todo lo material que ella le pedia, pero a Ameli ...

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Bajo sus escaleras rápidamente mientras se asomaba el rostro de su padre, oh su querido padre, el primer hombre en romper su corazón, Ronald creía que hacía feliz a su pequeña hija, pues el le daba todo lo material que ella le pedia, pero a Ameli le faltaba algo, amor paternal, ella anhelaba escuchar un "estoy orgulloso de ti" o tal vez algo como "¡bien hecho! Esa es mi pequeña"
Sin embargo solo recibía unos amargos "Es tu deber." "¿se supone que te aplauda?" Y muy de buen en cuando algún que otro "Haces bien tu trabajo." Eso de cierta forma le dolía, pero no podía reclamarcelo a su padre. Cada que intentaba protestar recibía un "Eres una desagradecida, después de todo lo que te doy."

Algo que odiaba era que la trataran de desagradecida, ella era consciente de cuanto gastaba su amado padre en ella y su hermano. Aún así la culpa la carcomia por dentro

-Ameli como te fue en el examen anterior?

Pobre ameli, casi escupió el te que le había preparado su madre ante aquella temible pregunta. Para lo demás no era más que eso, una simple pregunta, pero para ella, su respuesta definiría su dia.

-bueno...

Salvada por la campana, su hermano le había gritado desde no muy lejos que se apresurara, obviamente lo había echo con la intención de salvarle el pellejo, si, la odiaba pero no de la manera que Ameli creía, el la odiaba por mentirle a todo el mundo ya que luego el era el que tenía de aguantarse las lágrimas de su pobre hermana. Odiaba verla tan frágil e insignificante a la sombra de su padre.

Ameli solo le dio una mirada en forma de disculpa a su padre y se levantó de la mesa para dirigirse hacia afuera donde se encontraba su hermano.

-gracias -susurro puesto que sabia que su hermano la regañaria.

-Ame tienes que decirles, la próxima semana enviarán los boletines y papá se dará cuenta. Será mucho peor cuando se entere lo que le estás ocultando.

En la cabeza de la chica solo sonaba un pensamiento, Ame. Hace mucho que no la llamaba así, se sentía bien.

-¿Ame?-dijo haciendo que su hermano bufara

-tonta, sube al auto.

Sin chistar hizo lo que su hermano le pidió, después de todo no quería empezar el lunes con una pelea.
Mientras hiban camino al colegio ame solo pensaba en una cosa, su aspecto, tenía que ser perfecta, más de lo que ya era. No importaba si en su interior estaba destruida, en su exterior brillaba, más que el sol si fuera posible, solo eso importaba. Después de todo, la gente no se preocuparía por mirar en su interior, nadie se preocupa por eso.

En el momento en que pusiera un pie adentro de la institución, su personalidad desaparecería, mostrándose como una chica sana, física y mentalmente. Aunque no fuera así.
Pobre ameli.

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⏰ Last updated: Dec 02, 2020 ⏰

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Perdón.Where stories live. Discover now