Sigo sin pertenecer

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[4 semanas atrás]

— ¿Por qué? — pregunté con amargo en mi voz.

— Ya lo hablamos, Diesel estará mejor aquí conmigo — replica, despeinando a mi precioso Rottweiler, por el que estamos discutiendo ahora.

— Esto no es justo, acordamos que se vendría conmigo. ¡Si le compré hasta una jaula y todo!

— James, no quiero discutir con tu padre, él está aquí por ti — dice, intentando hacerme entrar en razón —. Para Diesel son muchas horas de vuelo, no podrá soportarlo y se pondrá malito — añade con esa voz chillona que hacen todas las madres cuando ven a un cachorro o un bebé.

Aunque me parta en dos tendré que dejarlo aquí, la discusión ya la había ganado mi madre y era imposible voltear las tronas. Llevo unas semanas difíciles y quedar en malos términos con ella minutos antes de marcharme no era la despedida que imaginaba.

Así es, despedida.

No era una cualquiera, era el adiós que deseé borrar de la existencia desde que a mi padre se le ocurrió pedir el divorcio y mi custodia... después de tantos años.

— Anda, tu padre te está esperando fuera — Se despide tendiendo sus brazos hacia mí y rodeándome con ellos.

No sé en cuanto tiempo más nos veremos, así que aprovecho cada segundo de este abrazo y hundo mi nariz en su hombro, recordando lo maravillosa que es su fragancia.

Sabía que este día llegaría, que la vida me separaría de la única mujer que amo en el mundo. Simplemente me convencí de que eso sería cuando me graduase y partiera a la universidad, no yéndome a vivir con un extraño.

Con mi madre caminamos hasta la puerta, lágrimas empapaban su rostro a pesar de haber derramado miles esta semana, podía imaginar lo difícil que le suponía irse de mi lado. Al contrario de ella tenía que ser fuerte, demostrarle que no era culpable de la situación, así que con una última sonrisa fingida le di un beso en la mejilla y me subí al Rolls-Royce Sweptail en el que mi padre esperaba.

— Me alegra verte, han pasado varios días desde el juicio — Me saluda cordialmente, mostrando una sonrisa tímida.

Aquello solo incrementó mi mal humor, ¿ni siquiera se iba a tomar la molestia en bajar y saludar?

— Ojalá pudiera decir lo mismo — murmuré, pero no tan bajo para que me oyera.

Durante el trayecto al aeropuerto ninguno de los dos se volvió a dirigir la palabra, mientras yo apoyaba la cabeza en la ventanilla él testeaba sin parar en su móvil. Al aparcar me pidió que lo siguiera y me explicó que alguien más se encargaría de mis cosas.

— Señor Foster, que tenga buen viaje.

Mi padre se detuvo para saludar a un hombre que no le había visto en la vida pero que seguro trabajaba en algún tipo de administración, su uniforme lo decía todo.

— Gracias, Ron, saluda a tu hijo de mi parte — Era de esperar que se estrecharan la mano de forma amistosa, más dijeron algo que no alcancé a oír.

No hicimos fila para comprar el boleto, ni siquiera para embarcar, solo caminamos hasta donde paraban los aviones. Mi desconcierto era obvio puesto que nunca antes había pisado un aeropuerto. Esperamos un poco más hasta que el chofer se apareció con mis cosas en un carrito y se marchó de nuevo.

Arrugué el entrecejo. — Espero que no le tengas miedo a los aviones, James — Gritó Vincent entre tanto ruido que había en la pista —... Porque Marcus sí que sabe pilotear uno — Me guiñó un ojo y señaló a la cosa de en frente.

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