El estómago se le retuerce de mala manera de solo pensarlo, y tacha con una equis el anuncio sin siquiera pensarlo. Resopla a duras penas, sus dedos encuentran la cabeza de Clifford y por el rabillo del ojo puede ver a Quentin caminando hacia el. Una sonrisa se desliza en las comisuras de sus labios cuando lo mira sentarse a su lado y hace esto de apoyar la barbilla sobre su regazo, recostandose de él en un pedido de caricias y mimos que Louis definitivamente comprende.

Le acaricia la cabeza con dulzura, incluso se inclina sobre él y le deja un beso justo en el puente de la nariz.

—Hola, precioso— Le saluda en voz baja. Le regala otro beso. —¿Vienes a ayudarme a encontrar un trabajo?

Quentin lo mira con sus ojitos oscuros y Louis chasquea la lengua, rodeando su cuello con los brazos en un abrazo, frotando la esquina de su lomo mientras siente cómo su corazón se derrite de amor por él. Piensa en lo mucho que le gustaría encontrar un empleo en el que pueda llevarlos sin problema, porque la idea de dejarlos en casa acompañados de alguno de sus amigos le destroza el corazón.

Louis nunca ha sido muy bueno despegándose de sus cachorros, ni de ninguna de sus mascotas en general, siempre se encuentra con esta necesidad ferviente de estar rodeado por ellos, de tenerles un ojo encima para asegurarse de que nada les hace falta, de que están sanos y salvos alrededor de él.  Duerme con ellos, desayuna con ellos, hace todo manteniendolos involucrados porque su asuencia les hace falta, y cada vez que no los tiene cerca es capaz de percibir como un hoyo negro se va formando en su pecho, y la unica manera de cerrarlo es teniendolos cerca una vez mas.

Un pequeño sonido de lamento se escapa de sus propios labios y se incorpora en el mueble con un profundo suspiro que no lo lleva a ninguna parte. Arregla el periodico cuando se ha arrugado un poco en su costado, y sus ojos azules se pasean por la página de trabajos. Quentin se queda en su posición, Clifford alza la cabeza al escucharlo quejarse y Louis piensa que algo debe de haber para él antes de que entre a la etapa de la desesperación.

Señala con la punta del marcador que tiene en la mano derecha y arruga un poco las cejas en un gesto de consideración.

—¿Qué opinan sobre asistente de gerente en un vivero?— Les pregunta, como si ellos fuesen a darle la respuesta con vocales y consonantes. —Sería divertido trabajar con plantas, ¿verdad? Podríamos incluso conseguir unas cuantas para el balcón.

Clifford le regala un ladrido antes de volver a bajar la cabeza hacia su regazo, al lado de Quentin, y quizás Louis lo interpreta con una negativa.

—Es cierto, ya tenemos la terraza llena. No creo que sea buena idea, además, la paga no es demasiado genial.

Tuerce la boca con la intención de seguir buscando, y tiene la sensación de que este no será su dia de suerte, cuando de repente  su mirada se encuentra con el anuncio perfecto. Las cejas se le alzan y en su mente recita las palabras del aviso mientras su corazón late en emoción al ver que se trata de un empleo como cuidador de animales en el palacio de la monarquía de Inglaterra.

No tiene mucha información, en realidad solo mencionan que necesitan a alguien que conozca sobre cualquier clase de animales domésticos, y que sea capaz de llevarse bien con ellos, luego está el número telefónico, y ese es. Ese es el trabajo que Louis necesita, porque no solo tendría la oportunidad de pasarse el día rodeado de preciosas criaturas de la naturaleza, sino que también lo haría en el castillo, lo que significa que la paga debe de ser buena, y él en serio lo está necesitando.

No quiere tardarse ni un segundo más, extiende la mano hacia la mesita de decoración que hay a su derecha y agarra el teléfono inalámbrico que se encuentra cargando en su base. Aprieta el botón de llamada, se asegura de que tiene tono y marca el número a velocidad nerviosa, con dedos temblorosos y el corazón a millón cuando piensa que esta puede ser la oportunidad de su por ahora no tan agraciada vida.

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