-El gato negro- Leyó en voz alta Dazai en la portada del libro - suena a un libro de horror ¿estás seguro que lo leerás? Son las cuatro y no quiero que mojes la cama- le dijo en un tono de burla.

- Ahhh??? ¡Yo no mojo la cama! Ya soy un adulto, soy lo suficientemente maduro como para no hacerlo, aparte, si no me ayuda a conciliar de nuevo el sueño, al menos me lo terminara de espantar- se quejó el pelinaranja mientras lo abría.

El castaño suspiro, se levantó y se dirigió a la otra parte de la cama, saco fuerzas de donde no las tenía y hablo con una voz entrecortada -Ch-Chuuya-.

-No, no, no me digas, ¿quieres dormir aquí? - le interrumpió el pelinaranja sin apartar la vista de la primera página del libro.

-No sé si dormir, solo, hacerte compañía, ¿tal vez? - le pregunto el más alto dejando de lado un poco de su nerviosismo.

-De seguro ya le quitaste las sabanas al sofá y no puedes volver allí- le dijo el más bajo. - no me dejas otra opción-.

-Aww, como me conoces tan bien- dijo el castaño mientras entraba a la cama al lado del pelinaranja.

-Pero voy a estar leyendo, así que si la luz te molesta no es mi problema- le respondió al castaño con un suspiro.

-Nop, no hay ningún problema- le respondió Dazai con una sonrisa mientras se daba la vuelta para quedar de espaldas a su excompañero y se cubría con las blancas sabanas de la cama del pelinaranja.

El castaño cerro sus ojos con delicadeza, tal vez lograra descansar un poco, así fuera solo un poco. Pero por mucho que trataba no lo lograba, duro intentándolo unos cuantos minutos hasta que se renunció a sus fallidos intentos dándose la vuelta para quedar viendo a aquel pelinaranja que le había robado el corazón hace tantos años.

Dazai miraba fijamente los ojos del mafioso, era simplemente irrevocable no mirar a esas perlas en el rostro de Chuuya, y como estas no perdían su color ni siquiera de noche, se podía notar con claridad el azul cielo del iris, era como si la oscuridad se hubiera rendido al tratar de ocultar ese color, y ahora brillaba más que nada.

-Sabes? Es incómodo cuando la gente te ve directamente a los ojos- con esta frase, el pelinaranja rompió el silencio y el momento que se había formado, y el castaño aterrizó sus pies en la tierra.

-Como va el libro? - trato de librarse del hecho de haber sido descubierto mirando al mafioso como si fuera una joya preciosa, y al mismo tiempo escondiendo un leve sonrojo.

-Esta interesante, Poe-san es un buen escritor- le respondió sin apartar la mirada del libro-aunque la intriga empeora cuando tienes unos ojos marrones acosándote en la oscuridad.

-Tanto miedo da que se te olvida que tenías a alguien durmiendo a tu lado? - le dijo haciendo las comillas con sus dedos.

-Cállate... - le susurró el pelinaranja mientras empezaba a cabecear.

-Tal vez no es lo suficientemente aterrador como para espantar el sueño de Chuuya- le dijo el de ojos marrones como respuesta hacia su cabeceo.

-Tonterías- le dijo, no quería quedarse dormido- por cierto, no te pregunte que soñaste-.

-A qué te refieres? No tuve ningún sueño.

-Claro! El ex ejecutivo más joven de toda la historia de la mafia portuaria del que se habló como si se hablara de un demonio vino a dormir con la persona que ha declarado odiar hasta al alma solo porque no soñó nada-.

El pelinaranja lo volteo a mirar con seriedad y firmeza -Dazai, te conozco lo suficiente como para saber que lo único que te mantendrá despierto en las noches es tu pasado, ahora responde-.

El castaño se dio la vuelta para quedar nuevamente a espaldas de Chuuya, no podía decirle, simplemente no iba a pasar. Las recientes palabras del pelinaranja había hecho que ese recuerdo invadiera su mente de nuevo.

- ¡Maldita sea! ¡Promételo Osamu!-

Ante el recuerdo sacudió la cabeza para espantarlo, se dio media vuelta y encontró al mafioso rendido, se había rendido en su batalla contra el sueño. Aun sostenía el libro negro en sus manos, estaba sobre su pecho y su espalda seguía apoyada en la cabecera de la cama, no se veía muy cómodo.

Dazai decidió acomodar al pelinaranja, lo recostó en la cama. Le quitó el libro de las manos con delicadeza para no despertarlo, luego lo puso sobre la mesita de noche y apagó la luz. No tenía sueño, así que decidió cuidar el de su ex compañero, aprovecho esto para poder verlo dormido.

Era la fase más pacífica que había podido ver en el mafioso, normalmente jamás bajaba la guardia, no importaba donde se encontrara, pero en ese momento, parecía un gato durmiendo. su pecho se levantaba y luego bajaba a medida que respiraba, no era una respiración agitada, era más bien una lenta que inspira un aura de paz que el castaño jamás había sentido. Se sentía como si, después de tantos años, después de tanto dolor y sufrimientos, después de haber corrompido hasta la más mínima pizca de su alma, se sentía como si por fin estuviera en casa, como si por fin hubiera encontrado un lugar al cual pertenecer.

Gracias por leer!

(créditos de la imagen al respectivo autor)

No me sueltes ~~~~(bsd, Soukoku)Where stories live. Discover now