El rey Eliastor lució una triste sonrisa en ese momento y ahí fue la primera vez que la princesa fue consciente de su edad. Finalmente veía lo que el peso de la corona de toda una nación había hecho en su padre, sin embargo, aquella vulnerable imagen pronto se perdió en cuanto el mayor carraspeo y echó sus hombros hacia atrás. Tal vez lo de mantener la imagen frente a los demás no era solo cosa de Caitriona.

—Tu madre cree que encontrarás a tu esposo por medio de tu clara belleza y gracia —contó con suavidad —, pero yo creo que encontrarás a tu compañero por medio de tu saber e ingenio.

Los ojos se Margery fueron disparados a observar los de su padre, incapaz de ocultar su expresión perpleja ante lo que acababa de escuchar. Sin duda, aquello la había sorprendido bastante.

—Esta noche hablaste sin miedo y con mucha convicción. No he visto eso en muchos reyes o nobles, hija mía. —El hombre tenía un brillo de orgullo, que la pelirroja no podía creer que llevaba tanto tiempo sedienta por verlo en los orbes de su padre.

» Ten en consideración los hombres cuyas expresiones en la reunión fueron de admiración más no de enfado, disgusto o indignación, Margery. Esos son los hombres con los que desearás casarte.

La joven mujer parpadeó varias veces seguidas, alguien en específico llegándole a la mente que, desde el primer momento escuchó todo lo que ella tenía para decir y la retaba a no quedarse callada como se había obligado a acostumbrar; más sacudió un poco la cabeza y decidió concentrarse, puesto que no podía estar fantaseando con algo que no era posible ni correcto. Aunque el tema del matrimonio la tenía cansada y desesperada y que, de alguna manera tuvo deseos de desafiar aquel destino, las palabras del rey en realidad sonaron fieles a su corazón.

Agachó un momento la mirada, insegura de qué decir a continuación a pesar de haber sido criada para saber qué contestar y cómo hacerlo cada vez que lo necesitara. Pero esa noche había dejado de ser formal y sentía que aquella lejanía entre ella y su rey, provocada por las estiradas costumbres de la realeza, se acortaba un poco y encendía una pequeña llama de esperanza en su alma solitaria.

—Reconozco que soy muy duro contigo y con Pierstom, pero lo único que tu madre y yo siempre hemos querido, ha sido prepararlos para la vida en la que han nacido.

Si Margery pudiera asegurar varias cosas en esos momentos, era que su padre se expresaba con un cariño que antes no había sido capaz de notar. Que Eliastor parecía ser mucho más observador y perceptivo de lo que aparentaba, y que su cabeza y corazón no estaban tan desconectados como ella lo había pensado por muchos años. Sin embargo, era muy claro que Caitriona era un cuento aparte, la princesa prefirió guardar la ilusión de que las razones de la reina eran compartidas en verdad con las del rey.

A pesar de que ya le hubiera dado más pruebas por las cuales no creerlo.

—Pronto abrirán las puertas al palacio, ¿verdad?

—Tenemos que hacerlo —contestó el hombre —. Será la única manera de saber quién ha traicionado nuestra confianza como para dejar que alguien se escabullera hasta atrapar a Emilianno. Algo que sucedió en narices de todos.

—Entonces... harán también el festín de compromiso —dedujo con voz ahogada.

—Margery —murmuró el hombre, posando una cuidadosa mano en el hombro revestido de su hija —. Pronto tendrás que dejar de ser mi princesa para pasar a ser la reina de otro hombre. No me perdonaría si no me permitiera decirte que estoy orgulloso de ti, a pesar de todo lo sucedido.

—A pesar de la maldición y lo que ésta ha provocado —completó.

Eliastor asintió y bajo la mano, relamiéndose los labios antes de volver a hablar.

CURSED LINEAGE «the witcher»Where stories live. Discover now