XXVIII

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"     Te hubiera pedidoque te quedaras,pero eso no se pide

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"     Te hubiera pedido
que te quedaras,
pero eso no se pide.
     "






                    Las últimas horas parecían haberse juntado y extendido en un parpadeo confuso. Tal era la sensación de incertidumbre, silencio y quietud en sus aposentos, que la princesa no había sido consciente de que casi dos días habían pasado desde que se quedó encerrada.

Reacia a reaccionar o compartir más de dos palabras con Sarai o Pierstom, se encontraba acurrucada en un mueble observando el cielo estrellado, al pie de una de las ventanas. Tenía puesto un vestido para dormir ligero y casi transparente, con el cabello suelto y ligeramente húmedo después de haber tomado un baño. Tenía los pies descalzos sobre el cojín en el que estaba sentada, abrazando sus rodillas a su pecho y, sobre las mismas, tenía sus manos desprovistas de guantes, jugueteando torpemente con la pequeña figurita de lobo entre sus dedos. En pocos días y para impresión propia, aquel animal tallado en madera se había convertido en un ancla que la hacía sentir cómoda, a pesar de las terribles circunstancias.

El haber anunciado que estaba enferma y, con ayuda de su hermano y el sanador, Gauvain, ni sus padres, ni siquiera Ivo, se habían acercado a hablar con ella. Era algo de esperarse, puesto que ninguno de los reyes debía dejarse contagiar, además de que Margery no tenía idea con qué ojos miraría a su progenitora, siempre bien puesta incluso cuando también parecía estar teniendo problemas de salud. Caitriona nunca se dejaba ver débil ante La Corte y sus súbditos, ni siquiera sus propios hijos.

La reina siempre se quiso asegurar de que ellos hicieran lo mismo, pero la pelirroja no sabía cómo lograr eso. No tenía la fuerza ni valentía suficiente, tampoco para aparentarla ni la capacidad de fingir que todo estaba bien. Porque no era así.

Todo estaba mal.

Alejó su mirada del exterior y la llevó hacia la mesa donde reposaban diferentes telas y piedras preciosas. Su madre, a pesar de no haberse paseado por el ala de la habitación de su hija, se había asegurado de hacerle llegar, junto al sastre Ludwig, todas esas prendas para que ella se pusiera manos a la obra de organizar su parte para el matrimonio de Pierstom con Nimia. Ese último detalle era algo que no dejaba de preocuparle, pero que tampoco podía cambiar ni solucionar, puesto que sus palabras eran nada sin pruebas y, por si alguna razón milagrosa las obtuviera, tampoco tenía posibilidad de arruinar un acuerdo firmado por ambos reinos.

Era demasiado tener que preocuparse por una guerra contra Alysion. No necesitaban agregar otra en contra de Timatand.

Tenía miedo de tener que confiar en la palabra de Ivo para no tocar a su familia ni dañarla más de lo que ya estaba. Sin embargo, no le quedaba de otra. Debía seguir el curso de las cosas y asegurarse de que ella y las personas que le importaban salieran ilesas de eso.

CURSED LINEAGE «the witcher»Where stories live. Discover now