Cap. 5: Confía en ti

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Vuelvo a mi habitación y me siento en mi cama a punto de sacar el collar que me dio Franco entra mi padre.

—Hola hija –me saluda y cierra la puerta.

—Hola –digo dejando el collar deslizarse debajo de mi cama mientras me voy sentando con normalidad.

—Layra, ya me voy y no quiero dejarte sabiendo que puedes hacer una estupidez –dice sentándose en mi cama.

—Papá, estaré bien, no saldré de aquí. Solo en la misión y juro que no desobedeceré a Matías. Es solo un cargamento de chicos mafiosos, será fácil.

—Esa es mi chica –dice depositándome un beso en mi frente.

—Te quiero papá y ten cuidado, por favor.

—Si –dice agarrando la manija de la puerta, le da una vuelta y desaparece.

Veo el reloj, 21:34. No es tan tarde. Me meto a bañar y me alisto. Me pongo un mayon negro, una blusa color vino y mi chamarra de cuero. Me amarro el cabello e una coleta y bajo al estacionamiento, tomo mi moto y me monto en ella. En la entrada me detienen un par de hombres, entre ellos sale Matías y me da un cuchillo y lo guardo en la parte trasera de mi pantalón. El me regala una sonrisa y yo le doy un beso en sus labios.

—Regresa temprano por favor, y hazlo sufrir. Haz que se enamore de ti, como yo lo he hecho –dice mientras agacha la cabeza y hace una seña para que suban la cortina de metal.

Sonrió, me pongo mi casco y arranco la motocicleta. Salgo a la calle y me dirijo al mirador. Llego ahí a las diez para las once. Me quito mi casco y le pongo seguro a la motocicleta. Camino un poco y me recargo en el mirador hecho de piedra. Ya la mayoría de la gente se está yendo.

Me quedo viendo la ciudad mientras juego un poco con un collar, pero no es ninguno de los que me ha dado mi padre o el que me dio Franco, no, es el que me dio Alexander o Santos.

Por un momento me quedo pensando como seria si Alex siguiera vivo, si él  no hubiera sido asesino. Probablemente estaríamos felizmente casados y hasta con un niño.

Pero tenían que sacarme de mi nube. Alguien me abraza por atrás y mi corazón empieza a palpitar muy fuerte. Me voltea fuertemente y veo esos ojos tan hipnotizantes.  Nuestras miradas se cruzan y me obsequia una sonrisa mientras me da un beso en mi mejilla.

—Buenas noches –dice viéndome de arriba abajo.

—Hola –digo con un poco de nerviosismo.

— ¿Hoy no iras a bailar? –pregunta poniéndome la mano para apoyarme al bajar.

—No, hoy no me toca. Me toca ir mañana –contesto.

—Bien, entonces puedes llegar tarde –dice mientras saca mi cuchillo de mi espalda.

—Dámelo –se lo pido estirando mi mano, se li hubiese quitado si él no la hubiera movido tan rápido.

—No lo necesitas. La cosa es así de simple Ali, o Layra. Te conozco, se a lo que te dedicas y no permitiré que te acerques a mi hija.

—La cosa es que no quiero a tu hija, te quiero a ti –digo con mi cabeza ardiendo. Aun no sé cómo lo dije. Sabía que me iba a investigar y pensaba que no iba a venir por eso, pero…

—Layra, aquí hay dos cosas. Te quiero lejos de mi familia y de mi familia hablo de mi Britany y de mí. Pero la otra es que quiero que estés conmigo. Y probablemente te necesite con nosotros. Eres buena eres mucho para la OSA.

—No lo sé, la OSA es muy importante para mí, ha sido un paso tan grande que no por nada lo cambiaria –digo con un poco de actuación y al parecer he me ha creído.

Lecciones Aprendidas © (CP #2)© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora