Me pasé la mano por la cara frustrado. No tenía ni idea de cómo llevar las cosas. Con Lena todo era complicado. No había forma de acercarse a ella, cada vez que lo intentaba me frenaba y eso cuando tenía alguna posibilidad porque a pesar de que vivíamos en la misma casa e íbamos juntos a La Rebelión siempre estaba esquiva conmigo.

A Tony no sabía qué le pasaba. Tenía la sensación de que no le conocía y quizá era así porque antes de llegar allí apenas había pasado tiempo con él. 

Una risa suave detrás de mí hizo que me girara. Rose estaba con Peter Pan en las piernas acariciándole. Me sonrió de esa forma dulce en la que daba la impresión que no existían problemas. 

—Se le pasará. Siempre ha sido algo temperamental pero no es rencorosa. 

«¿Ah, no?» pensé con sarcasmo. 

—Pues debe de ser con otras personas porque a mí le cuesta un poco perdonarme —murmuré para mí mirando con resentimiento la puerta que se acababa de cerrar. No lo debí de decir muy bajo porque Rose me preguntó de forma distraída:

—¿Has probado a disculparte?

Volví la vista a Rose con sorpresa. Estaba concentrada en recoger los platos de la mesa mientras canturreaba una de sus canciones. La contemplé reflexionando lo que me acababa de decir. ¿Me había disculpado con Lena por todo lo que había pasado entre nosotros? Lo cierto era que no. Tan solo había pedido explicaciones por su comportamiento y sus actuaciones, sin dar ninguna sobre las mías. Me sentí avergonzado. Observé una vez más la puerta por donde se había marchado Lena. Lo arreglaría.

Me incorporé de la silla decidido a cambiar la situación. En ese momento no podía hablar con Lena porque no tenía ni idea de a dónde había ido, sin embargo sí que sabía dónde estaba Tony. Tenía que solucionar el problema que estaba existiendo entre ellos. 

Después de dar un par de golpes en la puerta la abrí con sigilo. Me lo encontré tumbado boca abajo con la cara oculta en la almohada. Me senté con cuidado junto a él.

—Tony, ¿qué está pasando? —El muchacho seguía con la respiración agitada del llanto, pero ya no lloraba—. ¿A qué vienen las continuas peleas? 

El muchacho continuó en la misma posición unos segundos más hasta que al final me miró. Le tembló el mentón antes de decir:

—Te disparó. —Abrí los ojos por la sorpresa al escuchar sus palabras. Un par de lágrimas recorrieron sus mejillas—. Te disparó y nos alejó de todo lo que quería. Ya no veré a Jake, ni a Sussie, ni a Eliot, ni a Maggie... —Se le quebró la voz un instante antes de decir—. Por su culpa nos tuvimos que ir de tu casa y alejarnos de vosotros. Luego hizo lo mismo con Mark y Elisa y ahora quiere hacer lo mismo... No quiero que te vayas —dijo en un llanto roto que no pudo contener mientras se lanzaba a mis brazos.

"Mi-er-da" pensé acunando al niño para tranquilizarle.

No me había imaginado que lo sucedido hacía seis meses podía haber afectado tanto a Tony y ni mucho menos pensé que le hubiese hecho pensar que Lena era la causante de nuestra separación. Entonces comprendí que todo lo sucedido había dejado secuelas, secuelas que no solo nos habían afectado a Lena y a mí sino a todos los que nos rodeaban. Pensé en Sussie y en Jake, en cómo se habían visto obligados a huir y esconderse de su familia. Y en Eliot y Maggie que habían perdido a sus compañeros de equipo. Todos ellos habían sido víctimas colaterales. Yo había sido el culpable de todo aquello y tenía la responsabilidad de arreglarlo. Comenzaría en ese mismo momento.

—Tony, creo que es hora de que hablemos como adultos —dije sentando al chico en la cama y acomodándome a su lado—. Necesito que me escuches atentamente. 

Sector 0: La Rebelión (libro 2)Where stories live. Discover now