CAPÍTULO XXII

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Vancouver, Canadá
Julio 23, 2015
04:02  p.m.

| Nhoa |

— Solo tienen que ir a recoger el embarque de armamento — dice Marcus — después trasladarlo al almacén del norte de ahí en adelante yo me encargaré de distribuirlo. 

Todos asentimos obedeciendo su orden. 

— Tengo entendido que el barco arribará en el puerto cerca de las mil seiscientas horas,  por lo que ustedes tendrán que estar antes ahí; aun habrá luz del día así que tienen que irse con cuidado. 

Después de dar las instrucciones él  se retira no si  antes murmurar un "suerte"  para todos.  Los gemelos se dirigen a la sala de entrenamiento y solo quedamos Emma,  Catherine y yo.

— ¿Dalton ya no te dijo nada el martes? — cuestiona Emma mientras jala una silla para sentarse y formar  un medio círculo donde la rubia esta de pie y yo sentada en la mesa. 

— Solo me hizo ver que deje tirado mi orgullo. — hago un leve encogimiento de hombros restándole importancia. 

— Ustedes están mal — niega Cathy — primero pelean y después hablan como si nada hubiese pasado. 

— Sí sirve de algo solo quería llegar a un punto — se defiende. 

— ¿Y lo has logrado? — pregunto,  sabiendo que la chica desde un  principio tenia un objetivo aunque lo  desconozco.

Ella asiente. 

— Le hice ver a Enzo qué aun tienes el fantasma de tu pasado y que debia de dar el primer paso.  — un jadeo sale de los labios de la rubia al escuchar la aclaración de nuestra amiga. 

Hago una mueca de disgusto,  ella no tenía porque meterse en ese asunto. 

— Enzo es un buen chico Ainhoa,  no es él típico badboy — añade — él  trata a las chicas como si estuvieran el cielo y no es un  Angel,  aunque tampoco entra en la categoría de Demonio. 

— ¿Te gusta Enzo? — pregunto,  ella se tensa ante mis palabras.

He dado en el punto.

— A él le gustas tu — No lo ha negado. 

— La historia se vuelve a repetir.  — la rubia interviene — con diferentes papeles para cada quien,  pero sigue siendo la misma historia. 

Estoy de acuerdo con ella. 

— ¿Quieres que me aleje? — No es como si quisiera pelear por alguien con mi amiga,  estaría dispuesta a alejarme si ella me lo pide.

Suelta una carcajada estruendosa. 

— ¿Acaso no lo a hecho bien,  Nhoa?,  lo vi entrar a tu habitación  y no salio de ahí después de mucho tiempo. 

Una sonrisa cínica se dibuja en mi rostro, la chica sabe más de lo que debería. 

— ¿Lo hicieron? — la expresión de asombro de la rubia es notable. 

— Lo hace muy bien.  — aseguró. 

— ¡Maldición! ¿Por qué siempre soy la última en enterarme. 

Emma se levanta y acomoda su chaqueta café antes de darse la vuelta. 

— No me gusta quedarme con las sobras de los demás,  puedes jugar con él  como te plazca solo recuerda que tienes un capítulo qué cerrar en tu vida.  — Habla si voltear a ver.

Sonrisas Quebradas |  Dankworth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora