[11]

313 23 8
                                    

.NUNCA DIGAS ADIÓS.

Y así fué como dos almas gemelas se separan por voluntad propia. Él la alejó a ella y ella lo alejó a él. Ambos sabían muy bien que sus caminos se separaban, pero aún así se mantenían vivos en sus recuerdos, en sus pensamientos, en sus sueños, en su día a día. No había noche que ninguno de los dos, derramara lágrimas pero no eran unas lágrimas cualquieras, eran aquéllas lágrimas que arden y duelen en lo más profundo del corazón.

Michael, perdió la esperanza de volver a ver, a aquélla rubia de ojos azulados, que hacía su corazón latir como nunca antes lo había hecho. El morocho asumió su muerte en vida, una muerte lenta y dolorosa.
Decidió alquilar un departamento, ni tan cerca y ni tan lejos de la casa, de Ana. Al mudarse se sintió completamente vacío, las ganas de llamar a la mujer de su vida se hicieron presente en él pero por más ganas que tenía, no lo hizo; pues sabía muy bien que ella estaba al lado de Ruggero, su esposo.

Yo también le voy a contar todo a Ruggero porque no es justo seguir engañándolo, le contaré y si es que decide perdonarme, entonces yo intentaré con todas mis fuerzas amarlo...ya sea cualquiera la respuesta de él, esta será la última vez que te vuelva a ver porque también desapareceré de tu vida, Michael.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar eso.

Yo...yo también estoy en casa con Ruggero”

Se recuesta en la cama y vuelve a llorar, tal y como lo hacía cada noche.

Valentina no era la exepción, ella también sollozaba en medio de su oscura y nueva habitación. La rubia dejó su país natal para mudarse a España. Nuevo mundo, nueva vida o era eso lo que ella quería creer. Al principio no fué fácil adaptarse, es más, aún no lo hace. Su cuerpo estaba ahí pero su mente y corazón estaba en un guapo castaño de ojitos avellanas. No había día que no pensara en él.
Cada tarde suele pasear por una playa que queda cerca de su nueva casa. Al caminar por aquélla arena blanca y mirar el azul profundo y transparente del mar, no puede evitar no recordar todos esos momentos vividos junto al hombre que ama, pues la playa fué el punto de encuentro, de ambos.
Se veía a ella misma, trepada en la espalda de Michael, mientras este corría y gritaba como loco.

“¡¡YA LO SÉ!! ¡¡ES ELLA QUIÉN FALTABA EN MI VIDA!!”

Solloza con fuerza.

...

Los meses fueron pasando y tanto Michael cómo Valentina, ya habían firmado el divorcio con sus ahora, ex's esposos.

La herida de Ana, tras la infidelidad de Michael; aún no cicatrizaba, aún seguía abierta. La pelirroja decidió dedicarle menos tiempo al trabajo y más tiempo a su hijo. Es por ese motivo que Ana, ya no es mas la jefa de “Diva, siempre diva”. Había descendido su cargo en dicha empresa.
La mujer por primera vez estaba siendo madre del pequeño Daniel, lo llevaba y recogia de la escuela, le ayudaba a hacer sus tareas, jugaba con él cada tarde y suele contarle cuentos a la hora de dormir. A la pelirroja le pone muy feliz sacarle sonrisas a su hijo pero no puede evitar que sus ojos se humedezcan, cada vez que su pequeño habla de su padre.

— Extraño mucho a papá.

Y aunque Michael no dejaba de ver a su hijo, cada tarde, aún así, el pequeño Daniel lo extraña. Extraña mucho sus caricias, sus reproches y esa actitud única de desagrado, que solo Michael puede generar.
Daniel ya sabe que sus padres se separaron pero el pequeño no sabe el motivo real de dicha separación. Ana, su madre, prefirió no decirle la verdad, ella solo le dijo que tanto Michael cómo ella ya no se querían y por eso decidieron separarse. Michael agradeció profundamente el gesto de la pelirroja pero ella respondió rotundamente:

|NUNCA DIGAS ADIÓS|Where stories live. Discover now