Capítulo 8

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Estuve allí, sentada en el frio suelo del baño, por una eternidad sin saber qué hacer. Mis piernas parecían gelatina, y no estaba segura de si podrían responderme. Lo cierto es que en ese momento, tenía la mente desconectada por completo de mi cuerpo. 

Era una sensación tan caótica, como si estuviese vacía.

¿Podría fingir que no pasó nada, tal y como Liam dijo? 

Maldita sea. Su nombre me producía un quemazón en la garganta. 

Claro, probablemente iba a ser mucho más fácil para él fingir que no había pasado nada entre nosotros, ya que no sentía absolutamente nada por mí. Pero por desgracia, yo estaba irrevocablemente loca por él.

¿Alguien tenía un guion para ayudarme a permanecer en sus clases? Si es así que me lo diga.

Respiré hondo. Me incorporé como pude del suelo y agarré firmemente el lavabo donde salpiqué un poco de agua en mi rostro. Mi piel se sentía tensa de tanto llorar, y mis ojos estaban irritados. Estaba comenzando a tener un terrible dolor de cabeza por tanta tensión acumulada.

Cuando estuve lo suficientemente tranquila como para enfrentarme a la realidad, salí del cuarto de baño, manteniendo mis ojos firmemente en el suelo, no quería que la gente me viese con aquel aspecto tan devastado e hicieran suposiciones absurdas de cual sería el motivo por el que había estado llorando.

No podía decírselo a nadie. No podía hablar de ello en absoluto, ni si quiera con mi mejor amiga. No tenía a nadie con quien desahogarme e intentase reparar mi corazón roto, porque no podía permitir que Liam estuviera en problemas. 

Era irónico que después de todo aun siguiera protegiéndolo.

El largo pasillo del instituto se encontraba extrañamente tranquilo. Levanté la cabeza del suelo y me arriesgué a mirar para ver lo desértico que estaba. ¿Dónde diablos están todos? Deberían estar por aquí, en el pasillo, metiendo sus cosas en las taquillas antes de volver a casa.

-April – me llamó una voz -.

Gire sobre mis talones para ver como Tyler venia hacia mi, sonriendo.

-Oh, eres tu – murmuré con voz apagada -.

-¿Qué estás haciendo aquí todavía? Bonnie estaba buscándote antes, se acaba de ir a casa -.

Se detuvo a mi lado.

Bajé la mirada a sus pies, dejando que mi cabello formase una cortina sobre mi rostro.

-¿Qué hora es? -pregunté, confundida -.

-April, son casi las tres – me dijo -.

¿Casi las tres? ¿Pero qué? ¿Durante tanto tiempo estuve metida en el baño?

-¿Dónde estabas? -me miró entrecerrando los ojos -Bonnie dijo que te levantaste de un salto y saliste corriendo de la clase como si te fuese la vida en ello, y luego ella no pudo encontrarte.

Tyler me apretó suavemente el hombro, el calor de su mano se filtraba a través de mi blusa a mi piel. Giré la cabeza y puse mi mejilla sobre la palma de su mano, necesitaba tanto consuelo que mis ojos comenzaron a llenarse de nuevo de lagrimas apunto de caer. Tyler era de esas personas que conseguían tranquilizarme si lo tenía cerca.

-¿Estás bien?-preguntó en voz baja -.

Como respuesta simplemente negué con la cabeza.

Me envolvió con sus fuertes brazos en un cálido abrazo, mientras que acariciaba mi espalda con sus manos y yo lloraba en su hombro. Cuando mis lágrimas finalmente se secaron, aflojó su abrazo y sujeto mi cara entre sus manos.

No sé qué somosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang