Capítulo 11

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Sirius pasó la noche en vela rememorando su feliz –y ahora inquietante- estancia en la cabaña de Bellatrix.

Por eso ella le detectó primero la tarde en que se encontraron y fue capaz de tenderle una trampa pese a su agudo olfato canino. Por eso los comentarios casuales de "Los Black no lloriquean", "Te estoy convirtiendo en un buen Black" y "Slytherin es la casa en la que deberías estar". Por eso le permitió leer la carta de Narcissa, que no revelaba nada, pero quemó la de la misión en la que se embarcaba. Por eso cuando se encontraron al zorrito no necesitó comprobar que no era un animago. Por eso su extraña despedida, calificando su convivencia de "interesante" y diciéndole que tuviera cuidado con qué hacía y con quién se juntaba.

-¡Por eso iba armada hasta en la ducha! –exclamó dando un puñetazo contra el cabecero de su cama- ¡Sabía que no podía fiarse y en ningún momento soltó la varita y la daga!

Conforme avanzaban las horas, las revelaciones continuaron. Hubo algo que le chirrió desde el principio: Bellatrix no se planteó ponerle nombre pese a su estrecha convivencia, lo llamó "perrito" en todo momento. Sabía de sobra cuál le correspondía en realidad. Tampoco se preocupó de que perteneciese a alguien que pudiera buscarle.

Se le hizo de día con esos pensamientos. Con la primera luz del alba recordó haber escuchado los trinos de los pájaros junto a la ventana de la cabaña. Los animales podían cruzar la barrera protectora, los animagos no. Por eso la bruja invitó al zorrito a visitarla pero Canuto no podía volver una vez fuera. Todos los indicadores estaban ahí.

Y de repente, la gran revelación: el último día, tras la siesta, mientras la bruja le retrataba, se despertó desubicado y confuso. Como si hubiese recibido un hechizo desmemorizante. Cuando minutos después se despidieron e intentó localizar referencias para ubicar la casa, no recordaba el nombre de los árboles del estudiante, ni el camino que recorrieron el día anterior, ni si encontraron a alguien más... Nada que pudiera desvelar su posición. Bellatrix le hizo olvidarlo mientras dormía.

Sirius tenía ganas de golpearse la cabeza por haber sido tan estúpido. Se sentía extrañamente ultrajado, como si hubiesen violado su intimidad.

-Pero fue al revés: tú pensaste que te habías colado en su casa sin que ella lo supiera. Lo que pasa es que te salió mal, genio –razonó contra sí mismo-. Creías que te enfrentabas a una mortífaga loca, pero era peor: te enfrentabas a una Black.

Probablemente toda la información que obtuvo esos días era mentira. Los mapas serían una pista falsa. Sospechó que no planeaban un ataque en Hogwarts: pretendían que aumentaran sus recursos ahí para dejar desprotegido el verdadero objetivo, que a saber cuál era. Entonces, ¿por qué le dio la dirección de Rodolphus? Acudió a su mente el comentario que hizo el primer día: "Qué paz unos días sin Rodolphus, así se muera reclutando a sus primos y me deje en paz de una vez".

-Bueeno... Al menos no me tengo que sentir culpable de haberla dejado viuda –murmuró con sorna.

Sirius se volvió loco, perdió las últimas briznas de cordura. ¿Qué era verdad y qué no? Lo que más le aterraba era que la correspondencia con su hermano fuesen falsa. Pero no, porque había encontrado las que guardaba Regulus y Bellatrix hacía décadas que no pisaba Grimmauld Place. Además, conocía de sobra la forma de escribir de su hermano. Y en su corazón sentía que eran reales. ¿Por qué se arriesgó entonces a que encontrara algo tan personal?

-Para jugar conmigo y volverme loco con este juego de espejos –murmuró con rabia-. Ya no sé qué es real.

Escuchaba incluso una voz trémula en su cabeza que susurraba: "¿De verdad no te diste cuenta de que ambos sabíais ante quién estabais? ¿O quizá no quisiste darte cuenta?". Prefirió no responderse. Golpeó las paredes de su habitación hasta hacerse sangre en los puños. Solo hablaba con Buckbeak, que no le respondía pero tampoco le llevaba la contraria. Una noche estaba curándolo de una herida que no sabía cómo se había hecho cuando Tonks apareció a toda velocidad chocándose con todo objeto que se cruzó en su camino:

¿Vienes a buscarme, perrito?Where stories live. Discover now