El pasado que persigue

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—Pero mira nomas, que culito tan rico tienes.

—Quédate calladito y no te haremos daño, niño.

—¿Qué... que quieren de mi?-tartamudeo asustado. Esos hombres lo estaban acorralando en un callejón sin salida.

—Sssh, no te asustes, lo pasaremos bien, ya verás-le tomó de la muñeca izquierda, otro hombre le tomó de la otra muñeca y los otros tres se le pusieron adelante. Le observaron con una mirada llena de lujuria, se relamieron los labios y uno de ellos comenzó a desprenderle los pantalones.

El blondo comenzó a temblar y sus ojos se humedecieron.

—No, no, por favor. No me hagan nada. Déjenme ir... por favor...-aterrado sabiendo lo que harían con su cuerpo inexperto, no sabía cómo defenderse de tantas personas y se veían muy fuertes.

—Te dijimos que te calmes. Vas a disfrutar tú también-le bajaron los pantalones dejando ver su bóxer.-¿Quién será el primero?

—¿Qué tal un juego? El que saca primero, toma su virginidad. Se nota que es virgen.

—Uno de nosotros tendrá mucha suerte de tomar a este niño, se ve muy tierno. Bien, no lo suelten, vamos a empezar...

Después de unos tres minutos, entre risas y sonrisas de deseo, uno de ellos se bajó los pantalones y puso su miembro frente al rostro del rubio.

—Mételo en tu boquita, ¿sí?

—No, no,-negó con la cabeza y llorando amargamente.

—¡Hazlo, estúpido doncel! No tenemos mucho tiempo, hazlo o te matamos-le tomó la nuca y lo condujo al órgano sexual.

...

...

La respiración se puso irregular, su frente sudaba exageradamente, sus manos presionaban la sabana que lo cobijaba. Entonces, sus ojos se abrieron de golpe y levantando medio de su cuerpo...

—¡Aaaaaaahhhhhh!

Gritó lleno de dolor y miedo. Con sus ojos azules llenos de llanto comenzó a mecerse de atrás hacia adelante aferrándose a sus piernas.

—¡Déjenme! ¡No me toquen...! ¡No me toquen! ¡No me toquen! ¡Aléjense de mí! ¡NO ME TOQUEN! ¡NO ME TOQUEN!

—¡Naruto!

Tsunade, su abuela y directora de la escuela "El sol naciente", irrumpió a su habitación y se acercó a abrazar a su nieto que había entrado nuevamente en shock. Como tantas noches había ocurrido.

—¡Naruto, cálmate! Fue una pesadilla, solo una pesadilla, mi niño. No llores, respira tranquilo.

—Diles, abuela. Diles que dejen de tocarme, que no me toquen... me duele mucho sentirlos, no quiero más... no quiero...-lloraba desconsoladamente.

—Todo estará bien, ellos no vendrán. Estás conmigo, yo te protegeré. No permitiré que nada te pase-sollozó la rubia de ojos miel-Nadie volverá a tocarte.

...

...

Un nuevo día de clases en el instituto. Entró a paso normal recorriendo los pasillos y viendo si encontraba a Gaara. Sus ojeras eran notorias debajo de sus ojos y tenía una mirada desolada. Ignoró a los de su entorno y los susurros que hacían al oído de su deprimente apariencia. Estaba más despeinado de lo normal y se veía pálido, como era de esperarse, su abuela no quería que concurriera al colegio. Y él no faltaría por algo tan patético, estaba bien, lo repetía constantes veces. No quería estar encerrado en casa. Necesitaba distracción, necesitaba estar con su amigo y velar por la seguridad de sus compañeros donceles.

Doncel fallidoWhere stories live. Discover now