Gyan

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“Solo basta un mal momento para que el aire se vuelva pesado y me asfixie en mi propia tormenta, ahogado por una cadena que me ata a mi propia mente”

Estaba sentado en la sala de mi casa escuchando música, tenía mis audífonos en los oídos y mi reproductor en mi mano mirando el nombre de la canción que se reproducía y el mini CD dando vueltas dentro del aparato; alcé la vista hacia el reloj digi...

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Estaba sentado en la sala de mi casa escuchando música, tenía mis audífonos en los oídos y mi reproductor en mi mano mirando el nombre de la canción que se reproducía y el mini CD dando vueltas dentro del aparato; alcé la vista hacia el reloj digital proyectado en la pared y ví que marcaba las seis con quince, exhalé un suspiro y tomé mi mochila apoyada a un lado mío.

—Audio —exclamé y escuché cómo la música se ponía pausa y el dispositivo en mis manos brillaba con luz azul—, sube el volumen en un 10%.

—Entendido, Gyan —respondió una voz mecánica en mis oídos y la música se reanudó considerablemente más alto que antes.

Guardé el dispositivo en la bolsa de mi pantalón, me colgué la mochila y salí de mi casa disfrutando de la música.

"Hola... okey, bueno, yo soy Gyan Fernández, tengo 17 años y estudio segundo año de preparatoria.

Yo vivo en el sector "Periférico Sur" el que se encuentra al Oeste de la ciudad, entre "Murallas" y "Cruces", el porqué de su nombre es un misterio al cual la respuesta más simple es "a nadie se le ocurrió otro" además existe el "Periférico Norte" al otro lado de la ciudad, así que resultan complementarios".

Llegué a la escuela por la entrada trasera, era la más cercana desde mi casa y también la más desalojada, miré con con cansancio ese gran edificio de paredes durazno, rodeado de una malla de alambre como si fuese el gueto de Varsovia y con un patio seco y gris, o por lo menos así se veía desde mi perspectiva.

Caminé hacia mi casillero, le puse la clave, saqué mi apuntador para la clase, dejé mi mochila dentro y caminé lentamente hacia el salón 221.

Me senté en la última banca de la primera fila del salón, era un chico invisible para todo el mundo, y lo prefería así; alguna vez tuve amigos, pero mi maldito subconsciente me convenció de decirles lo que era y se alejaron de mí tratándome de falso y fenómeno. Al menos sin amigos esa maldita voz no tenía con quien chantajearme, solo seguía y seguía hablando, ignorando que soy una persona en sociedad.

A las 10:20 terminó una de mis clases, así que salí de la escuela para encaminarme hacia la farmacia de mi sector, necesitaba comprar mis medicinas de la semana; llegué a mi destino diez minutos después, a veces tenía la ligera impresión de que caminaba demasiado rápido, el trayecto de la escuela a la farmacia no es algo que categorizaría como largo, pero tampoco era como que se encontraran en contra esquina.

Entré a la farmacia exhalando un suspiro de nerviosismo y me mordí los labios mientras jugueteaba con mis dedos metidos en la bolsa de mi sudadera y paseaba la mirada por las paredes, evitando mirar al mostrador.

ANORMAL [Editando]Where stories live. Discover now