Capítulo 2

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*El mejor día de mi vida*

Lindsey POV.

De seguro ahora todo el instituto sabe que trabajo en Luk's, pueblo pequeño, bocas enormes, y como mi hermana me ridiculizó en frente de Adrien o como él pasó su brazo alrededor de ella, mi cama se sentía como una tumba, fría y solitaria, mis pensamientos eran tan irritantes como los de una rata chirriando por comida.

—¡Bajad ya!, ¡el desayuno está servido  y llegaran tarde a su primer día de clases! —la voz de mi madre hace que salte de la cama al suelo.

No iré, lo he decidido, hoy es la orientación a los de primero y la presentación, además preferiría mil veces recibir una reprimenda por parte de mis padres que ver a mi hermana tonteando con Adrien.

El sonido de la puerta hace que me pare de una y vuelva a enrollarme en las sábanas.

La puerta se abre e intento hacer la mejor pose de dormida.

—Cariño, sé que estáis despierta —suelto un suspiro y me siento sobre la cama.

—No voy a ir —cruzo los brazos sobre mi pecho.

Mi madre se sienta al borde de la cama y suspira.

—Sé que a veces puede ser difícil —ni te lo imaginas— en especial cuando el tío del cuál estáis enamorada pasa de ti y se la da de galán con tu hermana.

Abro los ojos como platos, ¿quién rayos le dijo todo eso?, no me lo puedo creer, mataré a Fhoebe.

—Es muy obvio —sonríe y de cierta forma hace que mi ansiedad se calme un poco— a mi me pasaba lo mismo, ¿sabes?.

Lo que dice mamá hace que mi atención recaiga al cien por ciento sobre ella, esto es algo que no ocurre usualmente, ella es muy reservada, hasta me cuesta creer que haya tenido hijas...vale, quitemos eso de mi mente, información poco requerida.

—¿Y cómo se llamaba él? —cierra los ojos y sonríe a medias.

—Él es tu padre —su sonrisa se vuelve más pronunciada y yo me quedo perpleja— te diré algo, eres muy joven para pensar en estas cosas, tienes mucho que vivir y a veces te arrepientes de tus decisiones porque...—mis ojos no dejan de verla—. Vive, conoce, hay muchos peces en el mar.

Y así otra vez mi madre se cierra y se va al fondo del mar como una ostra cual perla vale más que las demás, ¿a qué se refería que uno se arrepiente de sus decisiones?, ¿lo dirá por papá?, y eso de muchos peces en el mar...yo solo quiero uno y sea como sea lo conseguiré.

—Señorita soñadora, los sueños pueden esperar pero las clases no —asiento con la cabeza y me estiro en la cama apenas cierra la puerta.

Pensar en las clases me causa náuseas, no hay nada nuevo, bueno...evitando el tema de mi hermana y Adrien.

Con las fuerzas que apenas tengo me levanto de la cama y voy hacia el baño, mi cabello tiene mucho frizz y aunque muchas lo detesten a mi me agrada, siento que no debo llevar nada más sobre la cabeza y que le da  toque a mi personalidad...yo me entiendo.

Abro las puertas de mi armario y elijo unos vaqueros que acentúan mucho mi culo, así que me pongo una camiseta larga color gris, para no llamar mucho la atención, aunque no tenga el culo perfecto eso no significa que los tíos no tengan ojos y hormonas.

Un grito más por parte de mi madre y termino con mis converse y la mochila en la espalda.

—Vale mamá, no estoy sorda, tu voz se escucha hasta...—alguien agarreme que me desmayo, ¿qué hace Adrien Harris en mi casa?.

La garganta se me seca y no sé para donde mirar, me aferro al barandal para no caer de bruces por las escaleras, sus hermosos ojos se posan en mí y sonríe. No puede ser, ¡me está sonriendo!.

—¿No irás con eso a clase verdad?, no te vez muy femenina—volteo a ver horrorizada a mi hermana, el mejor momento de mi vida y su voz de pajarraco lo hecha a perder, sin saludar a Adrien paso de largo a la cocina, dejo la mochila en la barra, saco de la nevera zumo de naranja y me meto a la boca una tostada que mamá a dejado sobre la mesa.

Haber Lin, tú puedes con esto, por el amor de Dios, solo es tu hermana, no una clase de criatura salida del inframundo.

—Así que aquí te estabas escondiendo —no puede ser ¡Adrien Harris me está dirigiendo la palabra por segunda vez en esta mañana!, ¿qué ocurre con el universo?, de seguro piso mierda al salir, eso equilibraría el universo...

—Lamento si interrumpo tu desayuno, no era mi intención ser tan maleducado —dejo de masticar y trato de recordar como diablos se respiraba.

Trago con dificultad y le muestro mi mejor sonrisa.

—No hay problema, igual ya me iba —recojo mis notas y apuntes y los meto en la mochila, él se acerca más y yo siento como mi corazón amenaza con romper mi torax y salir volando, eso técnicamente no podría ocurrir...aunque leí en una revista que una mujer embarazada fue a un concierto de rock, resulta que a su bebé no le agradó la música porque pateó tan fuerte que le rompió dos costillas, eso sí es posible.

—¿Estáis bien? —la mano de Adrien sobre mi brazo hace que de un reflejo me aparte de forma brusca— eh tía, lo siento...no quería que te asustaras.

Odio a mi mente por pensar demasiado, solo esto puede pasarme a mí, ahora pensará que soy un bicho raro, vaya hostia.

—Me tengo que ir —sin escuchar lo que dice salgo de la casa y agarro la bici y comienzo a pedalear a gran velocidad.

Esto no puede estar ocurriendo, como pude apartarme así, soy una estúpida, ahora creerá que soy más estúpida que mi hermana, jo...eso no es justo.

Toco mi cabeza y siento la falta del casco y en un dos por tres estoy tirada en el asfalto, ¿qué rayos?. Las rodillas me comienzan a arder y el brazo derecho, ¡madre mía no siento el brazo!.

—Tía, ¿estáis bien? —escucho la voz de un chico y siento como mi cabeza da vueltas—. No te muevas llamaré a una ambulancia.

—¿Qué más voy a hacer?, ¿irme al cielo? —con la mano izquierda toco mi cabeza y siento algo caliente, me miro la mano y veo sangre...¿por qué no lo pensé?, obviamente si no era pisar mierda era chocarme contra un coche.

¿Oyen ese sonido?, es tan agudo...

Una loca sin caféWhere stories live. Discover now