Capítulo 3

0 0 0
                                    

*Una extraña sensación*

Lindsey POV.

El brazo me arde, esto es muy incómodo, recuerdo haberme levantado esta mañana de la cama y andar en bici al instituto, pero no recuerdo exactamente como volví a la cama, o ¿estoy dormida en plena clase?, eso es imposible, hoy es orientación a los de primero.

Abro un ojo primero, para asegurarme de que no sea cosa mía, y al percibir a alguien a mi lado lo cierro.

¡Madre mía!, ¡me han secuestrado y me van a traficar y seré violada o esclavisada por tíos ricos a los cuales tendré que complacer para que no me manden a hacer un hoyo entre las cejas!.

—¡Su pulso se ha acelerado!, ¡venid ya!, ¡le va a dar un paro cardíaco!. —la voz de un niño hace que la pena por mi se vaya y comience a pensar a cuántos menores habrán raptado.

Abro los ojos de par en par y ubico a un pequeño, debe tener cuatro años a penas, ¡por Dios!. Una vez vi la peli tráfico humano pero no pensé que yo les interesara, nadie me escogería ni para hacer la tarea juntos...bueno, exagero, pero al menos el exagerar me ha salvado de muchas cosas.

—¿Cómo está la paciente? —¿dijo paciente?.

Mis ojos van hacia un tío de traje que automáticamente coge la bata de médico que hay en un perchero al lado de la puerta, bajo la vista y trato de no ponerme nerviosa, usualmente estar en presencia de tíos muy majos, me cuasa eso, no me concentro en las cosas que quiero decir y hasta incluso tartamudeo en lo que digo.

—Lamento lo de tu bici, prometo recompensarte —de pronto un incón en la cabeza hace que regrese en el tiempo y recuerde lo sucedido.

—¡Pero que idiota! —él me mira y luego al pequeño.

—Peter ve a traer una paleta para nuestra paciente —el pequeño asiente y yo solo quiero mutilar mi lengua.

Me rasco la nuca y trato de aclarecer mi mente.

—Yo en realidad quise decir que me siento como una idio... bueno lamento por estallar, digo por chocar tu coche —rayos no sé ni lo que digo, esto se me da fatal— disculpa tu por coche.

Oh por Dios, acabo de decir otra estupides, maldita adolescencia y clase de oratoria.

—Creo que los sedantes que te di eran muy fuertes —él sonríe y no puedo evitar mirar sus labios, luego retiro la mirada antes de ruborizarme—. Me llamo Demian, sufriste un accidente con tu bicicleta a causa de mi coche, por suerte soy cirujano traumatologo y me haré cargo de todos los daños —vaya, todo un caballero, me pregunto cúantos años tendrá...

—¿Tienes algún familiar al que quieras llamar? —esa pregunta le quita lo encantador, de seguro que ya sabe que soy menor de edad.

—Mis padres están en el trabajo y mi hermana en clases, de hecho yo debería estar en allí —lo último lo murmuro en voz baja.

—Entonces que no se diga más, cenarás con nosotros —vale, eso me ha tomado desprevenida, ¿cena?, ¿nosotros?— antes debo saber tu nombre para proseguir con las radiografías para ver que todo esté en su lugar.

—Lindsey —sonrío y trato de no mirarlo.

Él agarra una carpeta y comienza a rellenarla sobre el escritorio, ¿todos los doctores serán así de majos?.

—Listo, haré una serie de pruebas y me dirás si duele o no —se aproxima a mi y yo trato de mantener la calma.

Con una pequeña linterna observa mis ojos, sí, estoy segura que hay un nombre para eso, pero no soy doctora...luego me toca el hombro y siento como el dolor comienza ha aparecer, prosigue con el omoplato, la clavícula, costillas, en fin hasta llegar a los pies, me saca una que otra placa y me da una receta con las indicaciones de los medicamentos que tomaré, un cabestrillo para el brazo derecho y una bandita para la rodilla izquierda, menos mal no morí.

—Bien Lindsey, ya está todo —se podría decir que no hubo magia pero eso no le quita lo atractivo.

—Gracias por todo —sonrío tímidamente.

—Tienes una linda sonrisa, deberías hacerlo constantemente —hablando de magia.

—¿El qué? —pregunto como tonta.

—Sonreír, apuesto que los tíos de tu instituto están colados por ti y el tío con el que sales es muy afortunado —casi me río, pero evito hacer cualquier cosa que me ponga en ridículo, ¿le parezco bonita?.

El pequeño de antes viene corriendo y me extiende una paleta.

—Papá, ¡las paletas estaban muy arriba y tuve que llamar a mamá para que me ayudará pero tardó mucho, lo siento —¿papá?, ¿mamá?.

—No te preocupes campeón —me mira y me presenta al que presenta como su hijo Peter.

Solo estas cosas me pasan a mí, fantasear con un hombre casado, me siento super mal.

—Venga debes tener apetito, Verónica hace unas deliciosas costillas —soy de lo peor.

Cuando salimos del consultorio me siento extraña, el olor a carne asada inunda mis gosas nasales y me siento en las nubes.

—Un gusto, soy Verónica, puedes decirme Vero, espero que mi esposo no te haya roto ni un hueso —una chica delgada, con un cuerpo de diosa griega y un rostro tan delicado, sonrío a medias y miro con disimulo mi cuerpo. Creo que lo de la sonrisa fue un cumplido muy exagerado...

—Un gusto, Lindsey —le extiendo la mano y ella la estrecha al instante pero me hala hacia ella y termina el saludo con un estrecho abrazo.

—Sientete como en casa, algo me dice que pasarás un buen rato con nosotros, venga te presento al resto de la familia —¿un buen rato?, ¿el resto de la familia?.

Mis pasos son dudosos, no sé dónde estoy ni la hora que es, ni siquiera tengo el móvil en el bolsillo.

La casa es muy rústica y debo reconocer que me gusta como es, Verónica y Demian han sido muy gentiles y me siento una intrusa.

Pero que gilipolleces dices tía, si te ha dado con el coche, por poco y te saca la cabeza.

Trago fuerte y dejo que mi mente se calme, al parecer alguien está un poco energética hoy.

Pasamos a una habitación muy iluminada, definitivamente es el comedor, los platos y cubiertos están sobre la mesa, esperen son seis lugares y yo solo cuento cuatro.

—Toma asiento dónde gustes —sonríe Demian.

Me acomodo en uno de los extremos y siento que mi corazón se acelera, nunca he estado en casa de otras personas excepto en la de Ale, ¿qué se supone que deba hacer?.

—Amor, ¿habéis hablado con tu hermano? —Verónica lo mira algo impaciente.

—Sí, saldrá en el vuelo de mañana, su vuelo se ha retrasado —de verás que me siento una intrusa.

—Bueno entonces se ha dicho a comer —pone ambas manos sobre sus caderas y observa la mesa.

—¿Puedo ayudar en algo? —me ofrezco.

—Pero que dices, has recibido un fuerte impacto debes hacer lo mínimo posible —responde Vero— voy a traer a Padme y ya estaremos todos.

Peter se sienta a mi lado derecho y me sonríe.

—Eres muy bonita —mi mandíbula se descoloca, genial solo atraigo a niños de cuatro años, esto es de lo peor.

—Peter, te he dicho que aún no puedes tener novia —el niño hace un puchero y se tira para el respaldo de la silla.

Todo transcurre muy bien, de hecho no sé desde cuando no me he sentido tan bien, ellos son tan buenos conmigo, lo único que me preocupa es qué dirán mis padres cuando llegue tarde a casa.

Yayımlanan bölümlerin sonuna geldiniz.

⏰ Son güncelleme: Oct 08, 2021 ⏰

Yeni bölümlerden haberdar olmak için bu hikayeyi Kütüphanenize ekleyin!

Una loca sin caféHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin