Capítulo 2

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Terminó donde comenzó y comenzó donde terminó. Una fiesta.


Una fiesta en la que Clarke solo participó, por ser parte del periódico; viajar junto al equipo de natación, para el encuentro nacional durante una semana.


Era solo suerte, de verdad. Su superior se vio atrapada entre dos fechas límite y una de ellas, requería que se quedara cerca de su casa. Mientras que el otro fotógrafo de confianza, que no convertía las oportunidades en un proyecto de holgazanería; se contagió de algún malestar estomacal que rodeaba la universidad.


Fue solo su suerte.


―O alguna forma retorcida de masoquismo involuntario―, como lo había dicho su compañera de cuarto.


Estar cerca de Lexa la mayor parte de las horas, durante toda la semana era una tortura. Lo único que la mantenía respirando de la sobrecarga, era el hecho de que había traído a una de las nuevas empleadas, una tal Emori, que estaba mayormente a cargo de cambiar las tarjetas de memoria y sostener la bolsa de la cámara de Clarke.


Pero Emori estaba desaparecida en ese momento, dejando a Clarke en la sala de fiestas del estadio; cuidando un agua embotellada y acunando su cámara en su regazo.


Sus ojos rebotaron alrededor, buscando a la asistente que se había escabullido, para traer el resto de su equipo de uno de los casilleros. Eso fue hace casi media hora, y aún no había vuelto.


Tomando un trago de agua, Clarke enrosco la tapa y volvió la tapa de la lente en su cámara. Tomo suficientes fotos para llenar una piscina, otras más para unirlas y crear ropa real para Lexa Woods.


Debido a que Lexa, con su equipo de natación, estaba prácticamente desnuda; obviamente para que todos la vieran. No solo en sonrisas y coqueteos fáciles, sino en la falta de tela que llevaba. Todos estaban de esa manera, pero los ojos de Clarke solo encontraban a una persona y su lente la delataba.


Sacrificando fotos de buena calidad, durante una práctica bastante brutal, donde las chicas no tenían que usar los trajes oficiales de una sola pieza; Clarke le había pasado la cámara a su asistente y se había tomado un pequeño descanso en el salón de billar.


Ella solo fingiría; no ver la forma en la que Lexa se inclinaba sobre los bloques listos para sumergirse, con la mano perezosamente hacia atrás para tirar de la tela morada, enrollada en su culo y con un guiño de sus ojos verdes, ella haría que toda su mente sucia hiciera el trabajo.


Mientras se movía entre la multitud, Clarke se agachó debajo de una pelota de playa que se le acercaba y accidentalmente, se topó con una persona, provocando que derramara un poco de la bebida que tenía en la mano.


―Lo siento―, se disculpó, manteniendo los ojos en el suelo.


―¡Esta bien, Blueeyes!―


Clarke se puso rígida, girándose sobre su hombro, para ver a Lexa lamiendo el poche que había salpicado en su mano. Y al igual que cada vez que estaba en presencia de Lexa, sus ojos casi al nivel de los suyos y ahora con los labios teñidos de púrpura por el golpe, su mente la devolvió a ese ...casi beso.

VIVE, AMA Y DEJA IR [CLEXA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora