The band project [TBP]

2. "Tienen una química que parecen libro de wattpad".

La clase de Bioquímica II me dejó sumamente frustrada. El profesor empezó a hablar de la estructura química del gliceraldehído y de las D y las L, de cómo se iban transformando y moviendo algunas en pentágonos... No entendí nada, ¿de acuerdo? Estaba anotando algo y cuando volví a subir la mirada el profesor había dibujado 4 hexágonos en el pizarrón.

¡Ya pasé geometría!

Bueno, pues lo pasé y dio igual, porque ni siquiera logré que los hexágonos me salieran bien en mi libreta.

—Estuvo interesante la clase —comentó Sam al lado mío cuando salíamos de la 3era clase del día. Las había compartido todas con Sam, primero Química, luego Biología y ahora Bioquímica, básicamente porque en último semestre te enfocabas en un área principal y como yo pensaba estudiar Ciencias de la Salud pues... Mucha química.

Vete tú a saber por qué iba a entrar a Ciencias de la Salud si no era una fan de la química.

Y Sam le gustaba Ingeniería Bioquímica, así que por eso terminamos los dos compartiendo las primeras tres clases todos los días: misma área.

—Odio química, no puede ser —me quejé echando la cabeza hacia atrás—. ¿Cómo voy a pasar el semestre si desde el primer día casi lloro ya?

—Puedo ayudarte.

Volteé a verlo, con ambas cejas alzadas en mi mayor expresión de "guárdate tus mentiras".

—Sabes mejor que nadie que tú no puedes enseñarme.

El chico frunció los labios en una mueca graciosa.

—No me estresé tanto...

—Sam, te pusiste rojo después de que te preguntara por una fórmula por 4ta vez y cuando hice una broma acerca de un problema teórico de Física te excusaste "para ir al baño" y así no tener que gritarme. —Para luego escuchar un gritillo de frustración desde el baño. 

Se quedó callado un momento.

—Pero no te traté mal —musitó en voz baja mirando hacia todos lados menos a mis ojos. Eso me hizo reír, porque no podía creer que siguiera entrado en que no se había "estresado" cuando estoy segura que quiso ahorcarme.

Llegamos a nuestros casilleros —que estaban relativamente cerca—, dejamos nuestros libros, Sam sacó otros y yo saqué mi mochila deportiva.

Ellos aún tendrían más clases antes del partido, pero mi jornada escolar terminaba aquí por esta ocasión. Las siguientes clases las pasaría en el gimnasio, calentando, entrenando, escuchando consejos del entrenador... O algo así.

Los dos nos dirigimos hacia la cafetería de la escuela, donde se suponía los chicos ya debían haber llegado.

Me encontré a mí misma notando más lo que sucedía a nuestro alrededor. Sam estaba con su habitual expresión de seriedad, aferrándose a sus libros y con la mirada hacia el frente —parecía todo concentrado, pero que no los engañé, el chico vive más perdido que yo en el centro de la ciudad buscando uniformes deportivos—, sin siquiera darse cuenta de que las chicas a nuestro alrededor lo seguían con la mirada.