Casi que por inercia sus ojos siguieron a María José en cada movimiento que realizaba. En ese momento, Poché saltaba para, con su pecho, hacer que la pelota quede en sus pies. Lo logró a la perfección, Daniela pudo ver como todos los músculos de las piernas de la pelinegra se tensaron cuando se preparó para comenzar a correr de todos aquellos que la seguían y trataban de frenarla, lo cierto era que nadie podía. María José hizo un gol y Daniela estuvo a punto de pararse del banquito a festejarlo, pero logró detenerse a tiempo.
Aquella joven muchacha tenía mucho talento, y según la percepción de los ojos de Daniela, además de talento, tenía un cuerpazo, que la hacía ver completamente sexy. Daniela estaba por derretirse viendo jugar a María José.
—Cierre esa boca que le van a entrar moscas— la persona a la que pertenecía esa voz se sentó junto a Daniela, quien se sonrojo por los dichos —¿A quien mirabas con tanta atención?— preguntó Luisa.
—A nadie— respondió con un poco de vergüenza.
—Si así miras a nadie, como sería si fuese alguien— dijo la amiga de Poché entre risas, era alguien muy agradable y Daniela pudo percibir eso pronto.
Ahora era Luisa quien se había quedado viendo a alguien de forma penetrante, Daniela vio la oportunidad de entablar una conversación con ella y no dudó un segundo en hablar.
—Ahora ¿a quien miras tú con tanta atención?— ahora fue el turno de Luisa de sonrojarse.
—A aquel chico— respondió señalando a alguien de entre el montón —Ahora que yo confesé, podrías hacerlo tú.
—Bueno…
Antes de poder responder, María José las interrumpió. Daniela recorrió con su mirada todo el cuerpo de Poché, y tal como había podido ver desde lejos, la pelinegra poseía un cuerpo demasiado atractivo.
—Luisa, pensé que estabas haciendo las maletas— dijo con amabilidad sentándose al lado de su amiga.
—Ya lo hice, venía a despedirme. ¿Tú cuando vuelves a la ciudad?
—Mañana por la mañana salimos.
Luego de charlar por el tiempo que pudieron, ambas se dieron un sentido abrazo y la rubia siguió al grupo con el que había llegado a la finca, dejando a Daniela y a Poché sentadas en el mismo banquito.
—Eres buena jugando— dijo Daniela para romper el silencio, además necesitaba saber si de verdad Poché conocía su apellido.
—Y tú eres buena para abandonar personas en cabañas clausuradas.
—Lo siento.
—No te preocupes— ambas cruzaron sus miradas, un silencio se formó entre ambas y parecía que sus ojos no podían dejar de verse.
—Debería ir a bañarme, estoy sudando mucho— rió un poco nerviosa mientras comenzaba a caminar hacia la cabaña para cortar aquel contacto visual.
Luego de esa charla, ambas chicas se dirigieron a sus cabañas, Poché a prepararse para tomar una corta ducha, Daniela a prepararse para ir a tomar sol a la playa.
Coloco una manta sobre la arena y luego se acostó sobre ella, en ese momento solo vestía un traje de baño negro de dos piezas para que el sol pudiera llegar a casi todas las partes de su cuerpo.
Cerró sus ojos y se dedicó a disfrutar de la suave brisa bajo el calentito sol de aquel día. El sonido de las olas le dio la calma que necesitaba, logrando desconectar su cabeza por unos minutos, dejando de pensar en Poché y en todas las cosas que podrían atormentarla.
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loop
FanfictionUsar las drogas para escapar de la realidad provoca que, cuando los efectos desaparecen, sea más duro volver a enfrentarse con el problema, creando un bucle de autodestrucción que parece imparable.
Ánimos
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