-ˋˏ✎8 ˎˊ-

579 78 3
                                    

—¿Sigues triste, pequeño?

—Él lo prometió —respondo en medio de un sollozo—, me aseguró que vendría y... y ahora ya no lo hará.

Hundo mi rostro sobre la mochila que coloqué encima del pupitre para que nadie se entere de mi terrible día, del sufrimiento que tengo y disimulé ante mi novio.

Realmente es desagradable cuando personas desconocidas comienzan a murmurar. ¡Sí, estoy llorando! ¡Mis ojos no sudan! Joder, lo peor viene cuando se acercan a ti para alimentar su lado chismoso —yo también tengo uno, pero es sutil y solamente se activa con más frecuencia si es un ser que conozco y me importa—. Idiotas, estúpidos, minúsculo cerebro el que cargan.

El timbre que anunció el receso sonó hace dos minutos, sin embargo, permanecemos en el aula.

Me siento de manera correcta, secando a toda prisa mi llanto. De acuerdo, no es el fin del mundo, soy un novio compresivo y por ende no puedo enojarme con él sabiendo que no fue su culpa, sino de la maldita universidad en la que estudia.

Genial.

Ya me siento mejor.

—Tengo hambre —anuncio poniéndome de pie, arreglo mi ropa para evitar la mirada que Melissa me da.

—¿Er?

—Olvida mi drama de antes —suplico con las manos juntas, haciendo un puchero y ojitos de borrego a mi mejor amiga.

La rubia se limita a rodar los ojos, pasando su brazo por mis hombros cuando se acerca, empezamos a caminar hacia la puerta. Ya sé que soy todo un caso y un melodramático de primera.

Todo el transcurso nos la pasamos charlando animadamente sobre temas absurdos, conversaciones sin sentido alguno en todos los aspectos. ¿A quién carajos le importa saber si las plantas tienen relaciones? ¿Por qué hacemos cosas tontas que perjudican nuestra vida? ¿Será que algún día nos volveremos zombies y lucharemos contra robots?

Sí, preguntas muy estúpidas, pero que generan millones de hipótesis entres Melissa y yo.

¿Alguna vez sintieron una mirada sobre ustedes? Tal cual se narra en esas historias de fantasía, romance o lo que sea. Bueno, algo así estoy sintiendo justo en estos momentos y me resulta muy incómodo.

Disimulo al girar, pero no hay nadie observándome.

Ok.

Esto ya me dio miedo. Sabía que no era buena idea leer relatos paranormales en plena madrugada porque luego estaría actuando de manera poco normal.

—¿Ocurre algo? —escucho la voz de Melissa, simplemente niego porque tal vez es mi imaginación.

—No. Solo sé que tengo mucha hambre y sería capaz de triplicar cualquier alimento.

Sobo mis manos al notar que hay tarta de manzana, incluso saco un poco la lengua y creo que me veo como esos personajes animados que salen en alguna caricatura y disfrutan del manjar que tienen delante suyo. Agarro dos porciones sin que la señora me note porque Melissa la está distrayendo.

Avanzamos hacia alguna mesa porque sinceramente no me apetece ir a otro lado.

—¿Está buena?

—Si continúo respirando hasta mañana quiere indicar que sí.

Doy una mordida y no puedo evitar soltar un bajo gemido de placer ante el sabor que explota contra mis papilas gustativas. Hasta mis ojos se cierran para crear una mejor experiencia. ¡Me siento como esa rata que cocina en un restaurante muy famoso de París! ¿Era París o Italia? No puede ser Italia, se veía la torre Eiffel y esa vaina se encuentra en Francia.

Otra vez siento esa mirada que taladra hasta el rincón más encondido de mi cuerpo.

—¿Alguien está mirando hacia nosotros?

—¿Qué?

Hago un gesto con la mano para restar importancia, dedicándome a terminar mi riquísimo alimento o estaré de malas por una nueva razón. Una vez que ambos finalizamos decidimos retirarnos luego de colocar las bandejas donde corresponde.

Doy un sorbo al juguito de manzana que pude comprar. Me gusta esa fruta, no me culpen. Aunque una vez en los dibujos vi que salía un gusano y pues, hubo una temporada muy corta en la cual no podía ver una manzana ni en imágenes o terminaba vomitando. Soy un ser extraño, no pertenezco a este planeta.

Es chiste.

Un carraspeo hace que detenga mis pasos, sobre todo porque una voz conocida exclama algo en mi dirección. Y eso solo indica una cosa.

Las abejas quedan absortas ante el polen. En este caso, un estúpido sin cerebro queda más estúpido al ver un "chico nuevo".

—Oye, guapo.

Melissa también se detuvo, escupiendo el agua y recibiendo una mirada por parte del señor que se encarga de limpiar.

Giro lentamente, tomándome todo el tiempo posible sin dejar de beber mi juguito. Una mueca se crea en el rostro del "rey", todas las expresiones existentes atraviesan su cara hasta quedar en una de desagrado y confusión.

—¿Qué? —respondo tosco, alzando el mentón.

—Eres tú —susurra, rascando su ceja derecha.

—¿Quién más podría ser, estúpido? ¿Tu mamá o quién mierda?

Ya sé que me paso de grosero, pero les juro que él lo merece.

—Te ves... diferente.

—¡Gracias! No sabes lo preocupado que me encontraba por no saber qué ponerme el día de hoy, tenía miedo de que no me notaras—el sarcasmo se filtra en cada palabra.

La chusma ya se encuentra mirando el espectáculo gratis. Como se llenan de cosas que les debe importar un pepino.

El muchacho permanece en silencio, cuando el timbre suena doy vuelta y engancho mi brazo con el de mi mejor amiga.

Iluso.


***

Me causa gracia este personaje, no sé ustedes.

Besos.

No seré tu cliché || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora