-ˋˏ✎4 ˎˊ-

599 78 28
                                    

Miércoles.

El día que pasa desapercibido porque indica mitad de semana escolar y pronto inicio de fin de semana.

Buen día.

Hoy la cafetería tiene churros con chocolate gratis, así que tuve que dejar a mi mejor amiga en el salón y comenzar a correr como si un perro rabioso estuviera persiguiéndome para morder mi pierna.

—Dos porciones, por favor —pido amablemente a la señora que está con una expresión de pocos amigos en el rostro.

—Es una por estudiante.

—Mi amiga no puede venir, pero es la que está sentada allá —señalo a una muchacha que no conozco de nada, sin embargo, saluda en mi dirección o eso creo.

—De acuerdo —resopla, poniendo ambos platos en una bandeja amarilla—, ahora vete.

Qué humor.

No la culpo, hay muchos animales aquí.

Camino hacia la salida de la cafetería, teniendo en llegar hasta el lugar habitual donde comemos sin ser interrumpidos por escandalosas risas. Antes de doblar miro los churros y noto que se me olvidó pedir el chocolate.

—Qué tonto soy —mascullo.

—Al menos lo aceptas.

¿Acaso este hombre no se fue a la luna? Aunque sería mejor si decide irse al sol, a ver si se quema y termina hecho cenizas.

—Pero miren a quién tenemos aquí, al simio sin cerebro —contesto con sorna, dándome vuelta sin soltar la bandeja.

¡La comida es sagrada! ¡Y más si son crujientes y deliciosos churros!

—Muy valiente, nerd —declara y sonrío cínicamente, aunque por dentro esté queriendo huir o desmayarme—. Pero al parecer veo que tu guardia no está contigo.

Mierda.

Supongo que puedo defenderme. Siempre ganaba a Richard en las luchitas, o tal vez fingió en todas las veces que nos creíamos jugadores de la WWE. Estoy chiquito de tamaño, pero quiero creer que soy fuerte al punto de noquearlo con un golpe en el cuello.

Con su mano tira la bandeja, observo todo en cámara lenta, como mi apetitoso alimento grita mi nombre pidiendo pronta ayuda antes de caer. Me dirán loco, pero juro que escuché débiles sollozos de mis amados churros. Cambio mi expresión a una de completo enojo, alzo la cabeza y el estúpido ese se encuentra burlándose.

¡Ah, no! ¡Esto no se queda así!

Sin ponerme a pensar en mis actos, termino estrellando mi puño contra su barbilla. Quizá un error al ser tres contra uno, tres osos gigantescos contra una minúscula hormiga. Pero qué más da. ¡Tiro la comida!

Los chismosos comienzan a mirar el espectáculo de forma gratuita, debería comenzar a cobrarles. ¿Con el dinero recaudado alcanzaría para mi ataúd? Quiero uno blanco con detalles negros o dorados.

—Estás muerto —amenaza entre dientes.

—Sí, claro.

¿Cuándo aprenderé a cerrar mi boca para salvar mi preciosa vida que tengo?

Veo como levanta el brazo, su mano vuelta un puño, solamente atino a quedarme como un pendejo para recibir la condena que es un golpe muy fuerte. Comienzo a rezar hasta en idiomas que más bien parecen invocaciones a quién sabe qué. Pero nunca llega el impacto.

¿Se arrepintió o qué verga?

Abro lentamente los ojos, hasta que encuentro a Melissa sujetando su muñeca al punto de retorcer su mano con ese toque.

¡Alabado sea Dios!

—Te dije que no le pondrías una mano encima.

—¿Acaso no es lo suficientemente hombrecito que tiene que venir su novia a defenderlo? —espeta con burla, aunque hace una mueca de molestia y dolor.

—¡Quién lo dice todavía! El estúpido que iba a golpearle.

Me acerco tímidamente hasta ella, suplicando con la mirada para que no se vaya a meter en ningún problema.

—Meli, ya vamos...

—¡Sí, hazlo caso a ese mariquita!

Volteo a verlo como el mismísimo muchacho o muchacha del exorcista, poniendo una cara de notable enfado y desagrado ante sus palabras.

—¿Acaso insinúas que soy gay?

—Solo mírate —escupe—, eres tan...

—Porque si todos recuerdan, quien estuvo detrás del mismo pene por varios años fuiste tú.

¿Han visto esas películas donde hacen un sonido característico ante una pelea verbal? Porque eso hacen justo ahora.

Toma esa perro.

—Eres un...

—Sí, soy todo lo que digas, soy gay y no me avergüenzo de decirlo. Pero tú, realmente das asco. Mejor preocuparte en solucionar tu patética vida porque no tendrás a tu padre salvando tu trasero a cada momento.

¡Y BAM! ¡La bomba explota! Punto para mí.

Lagrimita de orgullo.

Melisa lo suelta y me da un abrazo. Se siente bien lo que acabo de hacer. Jamás me he avergonzado de lo que soy, mis padres están orgullosos de mí al igual que Lizie y Richard. Pero no veía necesario decirlo a una manada de ineptos que ni siquiera conozco. ¿Para qué? ¿Para que suelten comentarios absurdos? ¿Para que tengan razones para joderme el año? No gracias.

Y si pensaban que después de eso nos iríamos como los mismos modelos de alta costura que caminan por pasarelas con extravagantes ropas, aunque algunas también super raras. Que ni observando a detalle le llegas a dar un significado o entender lo que él o la modista quisieron dar a comprender.

Temo decirles que no.

Más bien se inició una pelea que terminó por suspendernos hasta la siguiente semana.

¡Yupi!

Papá me va a colgar.

¡No yupi!

***

¿Alguna vez estuvieron en una pelea escolar?

Yo no :c pero siempre quise xd. Aunque sí discutía con mis compañeros, aun así, jamás tuve sanciones por mala conducta :D

Besitos, espero les esté gustando la historia.

No olviden comentar, por fis.


No seré tu cliché || JoerickWhere stories live. Discover now