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El día anterior pensaba en que cenaríamos mañana, estaba ansioso por verte, por probarte... por amarte.
No dejaba de imaginar si la calabaza o el puré acompañaban mejor a la carne, si el vino que compré ayudaría a despertar tu libido, me encanta que segregues dopamina y oxitocina en esa baja cabecita tuya, que no te abstengas de comer en la cocina, pero lo que mas me emociona es que me hagas beber el cielo de tu caverna llena de vida.

Ese mismo día al llamarte para preguntarte, me dijiste que estabas ocupada y un ligero susurro dominante sacudió mi sonrisa, no entendía de donde vino esa voz o mas bien no quería entender, algo me decía que no estabas bien y sabía que no me dirías. Esa noche no tuve mas opción que apartar la vista y dormir en preocupación.

¿Arrepentirse? ¡Jamás!Where stories live. Discover now