Capítulo diecisiete.

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―Tal vez ―las palabras salieron de mis labios mientras la veía sonreír despreocupadamente  con Amy y Sophie.

Jay debió asombrarse por mi respuesta. Comúnmente concordaba los argumentos que se relacionaban con nuestras vidas. 

―Ya veo ―el tono en que lo dijo fue con cierto humor. Me volví hacia a él y sonrió, percatándose hacia donde miraba.

Carraspé y aparté la vista de Megan, enfocándome en las demás personas.

―¿Qué hay entre ella y tú? ―cuestionó Jay y respiré profundo para luego soltarlo en un largo suspiro.

―Somos amigos, supongo ―alcé un hombro, mostrando indiferencia.

―Pero no quieres eso.

―Cállate, Jay ―dije, sin tener el ánimo de tocar el tema.

―Oh, vamos, Dom. Sabes perfectamente que no te conformas con ser su amigo.

Me quedé pensativo, considerando si era lo que quería.

―Pertenecemos a mundos diferentes ―no había posibilidad de llevar a cabo una relación amorosa cuando ni siquiera podía arreglar mis propios asuntos.

―Puede ser, pero eso no quiere decir que no sean compatibles ―murmuró, alentándome a darle la razón.

―No quiero hablar de eso ahora ¿de acuerdo? ―reprendí con tranquilidad.

Hubo una pausa y lo vi asentir, resignado.

―Está bien, pero como amigo, te aconsejo que te arriesges a intentarlo ―dijo con signo de derrota y bajó del capo del auto―. Iré por unas cervezas, ¿quieres una?

Negué la cabeza y se encogió de hombros para después marcharse. Volví a mirar a Megan, sintiendo una opresión en el pecho y preguntándome si sería posible en que ella consiguiera reemplazar todo esa ira y dolor por algo que me hiciera sentir cómodo y en paz.

Su mirada se desplazó hacia a mí hasta que nuestros ojos se encontraron. El corazón comenzó a latirme con fuerza y las comisuras de mis labios se estiraron levemente, disculpándome por estarla observando como un idiota. Sonrió tímidamente por unos segundos antes de que aquél gesto desapareciera al momento en que miró sobre mi hombro. 

Me volví, frunciendo el ceño y no me sorprendió ver a Josh caminando hacia a mí. Juro que le gustaba verme furioso cada vez que podía. 

―La rata de la ciudad está aquí, qué lindo ―dijo una vez que estuvo lo suficientemente cerca para oírlo.

―Deberías dejar de hablar sobre ti mismo ―respondí, con la intención de ofenderlo.

Apretó la mandíbula y se cruzó de brazos. Como si eso me intimidara.

―Idiota.

Suspiré con cansancio.

―¿Qué es lo que quieres, Josh? ―pregunté con aburrimiento cuando sentía la sangre quemándome por dentro. Se quedó en silencio con una sonrisa burlona y entrecerré los ojos―. ¿Sabes? A veces pienso que como tu papá te ignora  y como ninguno de los lujos que tienes te hace feliz, tienes la necesidad de molestar a los demás para llamar la atención.

Rió en seco.

―No necesito hacer nada para llamar la atención, con mi presencia basta para que todos me reconozcan ―replicó orgulloso.

Asentí, fingiendo ser comprensivo.

―Claro, te sientes mejor viviendo en una burbuja ¿verdad? ―sonreí cuando me fulminó con la mirada.

Heridas Ocultas ✅ | editando |Where stories live. Discover now