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Luego de dos días de viaje y una noche de descanso, Minho y compañía llegaron a Yagakima con éxito, siendo bien recibidos por la gente del pueblo quienes no dejaban de admirar la belleza del Alfa montado en el caballo blanco.

Minho le sonrió y saludó suavemente solo por ser amable con ellos y al llegar al castillo rodó sus ojos al saber que estaba cada vez más cerca del culpable de todo su sufrimiento.

El Omega príncipe de Yagakima

El General Wong se bajó de su caballo y se acercó a Minho.

- recuerda que...

- si, por mi padre. Ya sé - contestó Minho, arreglándose el traje para ponerse en la formación y entrar al castillo cuando la puerta se le abrió

Caminó con la cabeza en alto al igual que su pecho y luego hizo una reverencia ante El Rey, La Reina, y el Omega

- buenas tardes su realeza, soy el príncipe de Yangma Lee Minho. Es un honor para mi participar en este torneo medieval por la mano de Han Jisung... - al pronunciar su nombre, le dirigió una mirada hacia el rubio a la izquierda del Rey. Frunció ligeramente su ceño cuando vio que este no le prestaba atención y se mostraba desinteresado

Minho sabia que todos eran así de engreídos y más este que era príncipe.

- En un momento le enseñaremos su habitación - La Reina le sonrió - esta noche es la fiesta de apertura, es más como un brindis

Jisung bufó audiblemente, llamando la atención de todos en la sala. Aquella expresión para el azabache fue la peor de todas. Ahora más que nunca estaba decidido a ganar el torneo solo para dejar plantado a Jisung al final

- ¿Jisung? - su padre le llamó y el rubio lo encaró confundido - ¿nada para decir?

El rubio miró hacia el príncipe con su compañía y sonrió nervioso. Al igual que los otros, este también se veía algo sexy.

- b-bienvenidos, espero verlos esta maña... ¡noche! Esta noche - Jisung maldijo mentalmente mientras sonreía nervioso

Su madre se levantó de su lugar para salvar la situación y así guiar al príncipe de Yangma a su habitación, dejando a Jisung solo con su padre y algunos guardias.

- ¿estás bien? - le preguntó su padre, Jisung asintió

- voy a mi habitación, permiso - el rubio se levantó de su lugar y se dirigió a su habitación para cerrar su puerta con seguro y salir al bosque aunque estuviese anocheciendo

Aguantó sus ganas de llorar hasta llegar a sentarse en la rama de un árbol, donde se desahogó por casi una hora mientras abrazaba su arco y flechas. Tal vez después de esa noche no volvería a salir hasta mucho tiempo después y aquello le aterraba

Jisung se repetía una y otra vez que iba a estar bien, que todo no era tan malo como parecía ser, pero el rubio no podía soportarlo. Ahora más que nunca sentía que una parte de él moriría cuando uno de esos Alfas mordiera su cuello al final de las pruebas.

El rubio quería pararse frente a su padre y ante todo el mundo para decirles que él no necesitaba de un Alfa para gobernar Yagakima, él podía cuidarse solo, él no era como el resto de los Omegas.

De repente, Jisung escuchó hojas moverse hacia el este y dejó de sollozar, atento al sonido. Se puso de cuclillas sobre la rama y preparó su flecha en el arco, con el corazón en su garganta y sus brazos temblando.

Hubo un pequeño silencio y luego de eso, una flecha dio justo en la rama donde estaba Jisung y el rubio se asustó de sobremanera, haciendo que perdiera el balance en la rama.

My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora