Capítulo 22 [Nervios]

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XXII

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XXII. NERVIOS.

Samantha se encontraba ofuscada en su respectivo asiento, y mientras las puertas del SUV eran cerradas, dislumbraba como los periodistas se agrupaban lanzando infinidades de preguntas al aire, algunas eran claras, mientras otras un poco distorsionadas.
La mano de Malik abarcó la suya, a sabiendas del efecto que esto tenía sobre ella.

Todos los autos empezaron a moverse, alejándose lentamente de aquel ensordecedor bullicio.

Él acarició la mano de Samantha en movimientos circulares, no quería que estuviera tensa para el evento que tendría. Ambos sabrían que la prensa se daría cuenta de su viaje e intentarían documentar tal acontecimiento, sin importar nada.

—Debería haber sabido esto. —Malik se acercó más a ella—. Hubiera tomado la entrada de atrás para salir.

—Estoy bien, Malik. —emitió Samantha en un suspiro cansado—. Es algo normal que se interesan por nosotros de ese modo. No me molesta en absoluto, es más, logran darle más popularidad a mis fundaciones... —ella cortó cuando Malik levantó una ceja de forma inquisitiva, en respuesta se encogió de hombros—. Técnicas de marketing. Dales un escándalo, y se convierte en una promoción gratuita.

—¿Solo es eso?. —insistió.

Ella corroboro su respuesta con una sonrisa suave y asintió. —Sí.

Malik asintió postrando un casto beso en los labios de su esposa y se reclinó tranquilamente en su asiento. Pronto llegarían a su destino, y ambos serían el foco de observación de la gente.

—Has revisado la misma hoja 4 veces, Camille. —Heider le comentaba a su amiga sin dejar de ver a la mujer al frente suyo.

Ella resopló sin la menor elegancia posible. —Cállate.

Heider mantenía una expresión estoica en su rostro, alargó su mano y le arrancó los papeles a Camille de las manos. Deteniéndose a observar fijamente las líneas, pero no había nada que destacar en ella. —Puedes calmarte un poco, Camille. —al mirarla fijamente pudo ver el pánico en su mirada—. Estaremos contigo, no hay por qué sentirte de ese modo. Los niños están bajo seguridad, además de que sus cuidadoras están pendientes de ellos.

Leylak, que se había mantenido a bajo perfil se enderezó en su asiento y los miro con gesto preocupado. —¿Pasa algo malo con la seguridad de los niños? ¿Están en peligro?.

Heider le dió una sonrisa tranquila, un efecto que daba por inercia a todos sus pacientes. Algo que sabía que tranquilizaba a las personas. Sin darse cuenta extendió su mano, pero se detuvo abruptamente cuando se dió cuenta del error, formo su mano en un puño y prosiguió. —No, cariño. Todo está bien con los niños.

—Sí. —musito Camille desviando su mirada a ella—. Estoy siendo un poco paranoica.

Camille se quedó callada cuando sintió al auto detenerse, miro más allá de las ventanas y dislumbró a la gente en diferentes atuendos recorriendo con mirada curiosa las instalaciones.

Una esposa para Malik #2 |TERMINADA|Where stories live. Discover now