Las palabras no sirven para expresar lo mucho que siento haberte dañado el corazón, ese corazón que en el día de nuestra boda jure proteger, me entregaste todo tu amor y yo lo destruí al hacer tal acto de locura. Pero quiero que sepas que no importa...
El paso del tiempo no se hizo esperar para Arendelle, ni para los reyes que estaban a unos días del cumpleaños numero cinco de sus hijos: Lily y Cudgel Cormac de Arendelle quienes se estaban preparando para una sorpresa que su madre les iba a dar.
Lily, tiene el cabello rubio, parecido al de su madre, con ojos azules, era amigable con todos incluso con los animales, siendo la responsable como alguna vez lo fue su madre. Cudgel en cambio era castaño claro con color de ojos castaños oscuros, siendo un poco desastroso como su padre lo fue una vez en su niñes. Ambos poseen los poderes del hielo y la vista de águila, signos característicos en sus padres.
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- Vamos Cudgel, mama nos esta esperando - dijo Lily detrás de la puerta del cuarto de su hermano.
- Ya voy solo me falta un zapato -.
Los niños ya vestidos salieron al comedor donde los esperaba su madre y sus tíos Anna y Kristoff para desayunar.
- Aquí vienen los barquitos - dijo su madre para que ellos comieran.
Después de desayunar ambos niños no se apartaron de su madre puesto que siempre iban a donde ella fuera hasta que les dijeron cual era la sorpresa, su padre iba a llegar de su viaje ese mismo día en la tarde.
Narra Shay:
Una misión mas cumplida para encontrar la caja precursora y proclamar mas territorio en nombre de la orden templaría con la flota que se me fue asignada, sin embargo era tiempo de descansar y que mejor forma de hacerlo que con mi familia, no puedo esperar la hora en ver a mis niños pero lo mas importante ver otra vez a mi querida Elsa, después de acomodar unas cartas y papeles en mi escritorio de mi camarote era momento de volver a tener el mando de mi querido barco Morrigan.
- Mantente atento Gist, ya casi llegamos a tierra - dije con una sonrisa.
- Claro que si, Shay -.
Seguí tomando el timón hasta que llegamos y atracamos en el puerto de Arendelle. El Maestro Kenway ya había salido a cubierta, ahí ellos dos fueron los primeros en ser recibidos por mis hijos.
