Capítulo 9

58.4K 3K 577
                                    

 Crow estaba "hechizando" a Juliette y a mi tía, para que pensaran que yo ya había cenado con él y que mañana almorzaría junto a Ju. Subí las escaleras rápidamente y me encerré en mi habitación, para luego tirarme en la cama y ponerme a pensar en lo que había sucedido.

Había conocido a mi padre. Me había enterado que era alguna especie de cosa... oscura. Crow también era una cosa oscura. Y ahora entendía por qué mi madre siempre decía que él era un "buen hombre". No, no porque me pareciera un buen hombre, sino que él no me había abandonado porque sí... mi madre le había pedido que no estuviera en mi vida para que yo no formara parte de su mundo.

No sabía si me sentía mal por eso, o bien. Es decir, por un lado, me enojaba que mi madre nunca me hubiera dicho que él no me había abandonado... todos estos años... había pensado que él era un hijo de puta que había embarazado a una chica y luego había huído dejándola embarazada. Pero en realidad, solo era un hijo de puta, no había dejado embarazada a una chica y luego había huído. Suspiré y sentí cómo se formaba aquella angustia en mi pecho.

Necesitaba hablar con alguien, pero sabía que no era una opción contárselo a Ju, a mi tía o a Gale. Y menos que menos, hablarlo con Crow o mi padre. Me sentía sola con respecto a todo, y no podía confiar en nadie. Quería a mi madre de vuelta, quería tener la oportunidad de hablar con ella, porque seguramente ella también en algún momento se habría sentido del mismo modo que yo, sin poder confiarle a nadie el mundo de mi padre. 

-Keira, reacciona -escuché la voz de Crow. Parpadeé dos veces y fruncí el ceño, lo primero que divisé fueron los ojos negros de Crow a centímetros de los míos. Fruncí el ceño y me alejé, haciendo que Crow riera y se fuera a su hábitat natural. Mi puff rosa. Con una manzana. 

-¿Tienes hambre? Cuando terminen de comer los intrusos, podrás bajar a comer algo. ¿Quieres un poco de mi manzana? -preguntó efusivamente estirando su brazo para entregarme la manzana. 

-El intruso eres tú -dije alejando su brazo estirado y sacudiendo la cabeza. No tenía hambre, para nada, tenía el estómago cerrado y si volvía a ver comida, vomitaba. Sobre Crow. Porque quería y podía.

-Mejor, no te iba a dar de todos modos -dijo omitiendo mi comentario y dándole un mordisco a su maldita manzana.

-¿Vas a explicarme todo de una vez? -pregunté cruzándome de brazos, impaciente.

-Claro. Bueno, tu padre necesita tu ayuda -dijo confidencialmente. Arqueé una ceja. -Las sombras solo están bajo el mando de un oscuro, pero no uno cualquiera... tiene que ser el Rey de las tinieblas, o... algún heredero. En este caso, heredera -dijo Crow sonriendo. Mi mandíbula estaba tocando el piso.

-¿Qué mierda dices? -pregunté confundida. Crow suspiró y luego de tres segundos, volvió a hablar.

-Que tendrás que domar a las sombras. Como si fueran pequeños elefantes -dijo inocentemente. 

-¿Qué? -volví a preguntar shockeada. Crow rodó los ojos.

-Que tendrás que...- comenzó a decir.

-Imbécil, sí te entendí, solo estoy... ¿Qué? -volví a decir frunciendo el ceño.

-Que tendrás que... -volvió a decir, pero antes de que terminara, le revoleé la almohada en la que estaba descansando mi espalda. 

-No pienso acercarme a esas cosas por voluntad propia. Mira si... ¿Si me cortan en pedacitos y luego me venden en los zoológicos, para alimentar a los cocodrilos? ¿Uh? ¿Qué dices de eso? Soy muy joven para morir -dije sacudiendo la cabeza, comenzando a hiperventilar. Crow escondió una sonrisa y sacudió la cabeza.

Princesa de las TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora