Capítulo 18

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-¿La bikini blanca o la azul marino? –le pregunté a Ginger mientras sostenía las dos opciones en mis manos. Ginger dejó de pintarse las uñas y frunció el ceño, pensativa.

-Sé que las dos te quedan muy bien. La blanca hace un espectacular contraste con tu piel tostada, pero no le hace tanta justicia a tus curvas como la azul marino –dijo Ginger rápidamente. Sonreí y revoleé la bikini blanca a la cama.

-La azul marino. Hecho. Taissa, arrastra tu culo hasta aquí que tengo una emergencia. Necesito el baño. Ya –grité apoyando mi frente en la puerta del baño. Taissa abrió rápidamente la puerta y antes de que pudiera reaccionar entré al baño y la empujé fuera. Escuché la risa de Ginger y las quejas de Taissa al tiempo que cerraba la puerta en su cara.

Me saqué el vestido que estaba usando y me puse rápidamente la bikini. Inspeccioné mi reflejo unos segundos en el espejo del baño y caí en la conclusión de que la bikini me quedaba bastante bien, y eso era difícil de aceptar viniendo de mi conciencia. Mi cabello castaño caía en ondas hasta un poco después de mis pechos, y como tenía un poco de frizz decidí solo ponerme un poco de crema y formar un poco más las ondas. Salí rápidamente del baño antes de que Taissa rompiera la puerta.

-Gracias por pedir el baño tan amorosamente, Kei –me dijo Taissa mientras entraba al baño y me lanzaba una mirada asesina.

-También te quiero –le grité antes de que cerrara la puerta. – ¿Vas a maquillarte? –le pregunté a Ginger, que ahora se encontraba frente a un espejo aplicándose corrector de ojeras. Cuando escuchó mi pregunta, dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró con los ojos verdes muy abiertos a través del reflejo del espejo.

-¿Qué clase de pregunta es esa? Claro que sí. No pienso meter mi cabeza al agua, obviamente. Y te maquillaré a ti también. Solo delineador y rímel waterproof –dijo guiñándome un ojo. Sonreí y sacudí la cabeza. Ginger había vuelto a ser la misma de siempre, y estaba feliz por eso. Taissa salió del baño con un vestido blanco, corto y suelto, Ginger silbó cuando la vio y yo aplaudí como una foca por mi dificultad por silbar.

-Creo que mi heterosexualidad se fue por la ventana –le dije sonriendo. Taissa me devolvió la sonrisa y sacudió la cabeza.

-Eso debería decir yo, ¿Cómo es que esa bikini te queda mejor cada vez que te la pones? –preguntó mientras enchufaba la planchita.

-¿Tampoco piensas meterte al agua? –pregunté incrédula.

-Claro que pienso meterme, pero la primera impresión será con mi pelo perfectamente planchado. Dios no me bendijo con el mismo cabello que ustedes dos –respondió Taissa.

-Oh, cállate. Y para que conste, sí me meteré al agua, pero no voy a mojarme la cara –dijo Ginger como si eso explicara todo.

-Sabes que vas a terminar bajo tres metros del agua. Luego de las 12 es tu cumpleaños –dije moviendo las cejas sugestivamente. Estaba segura que a las doce tiraríamos a Ginger al agua.

-Ni se les ocurra –me amenazó Ginger mientras achinaba los ojos en mi dirección. De todos modos, no iba a estar sobria como para poder opinar al respecto.

Me puse un short de jean y un top blanco tejido que dejaba mi estómago a la vista. Me puse unas sandalias blancas y me puse otra capa de esmalte blanco en las uñas.

-Whoa... estás para infartar, Kei –me halagó Ginger.

-Concuerdo –dijo Taissa guiñándome un ojo.

-Ustedes dos no pueden hablar. Gracias igual.

Ginger se puso una bikini roja que contrastaba muy bien con su piel clara y sus rizos anaranjados. Después se puso unos shorts blancos y un top rojo que dejaba a la vista su estómago y piercing en el ombligo.

Princesa de las TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora