IX: La fiesta de la primera luz.

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ADRIEN AGRESTE.
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Tenía mucho tiempo que no iba a una sastrería.

El entrar me hizo sentir extraño, no porque no sintiera que perteneciera, sino porque me traía recuerdos que había decidido enterrar hace tres años.

—¿Qué opinas de este? —pregunté, mirándome al espejo para luego girarme y ver a Nino— ¿Crees que sea apropiado para ver a la próxima Reina de Francia?

—Me gusta más que el anterior —opinó— Te hace ver menos idiota.

—Oh, cállate —bufé— Este idiota logró conseguir pase gratis a una fiesta real y todo por salvar a la Princesa.

—Princesa que tú mismo secuestraste.

—Eh, sh —regañé— Y yo no la secuestré, ella decidió acompañarme.

Nino rodó los ojos.

—¿Entonces? —preguntó el sastre, entrando a la pequeña habitación— Oh, vaya, sí que hay un cambio con un buen traje. ¿Para qué evento es al que iban perdón?

—El festival de la primera luz —Sonreí— El príncipe Kim de Escocia me invitó personalmente.

—Pero que halagador —dijo el sastre— Pues sí, yo veo que este es perfecto para la ocasión, pero si me permite... estaba terminando de acomodar unas telas y creo que este muchachito sobre su hombro quedaría perfecto.

Se acercó a mí y me colocó una clase de capa de un lado.

Ahora podía apreciar el traje mucho mejor: era un pantalón negro sencillo, pero desde distancia se podía reconocer la calidad de la tela; mi pecho y brazos era cubierto por una camisa de color azul marino con botones dorados y ahora con esta clase de capa parecía irremediablemente un hombre de clase alta.

El verme me produjo dos sensaciones distintas.

Por una parte, me sentía más fuerte y válido entre lo que sería la sociedad, por otro lado, solo recordaba mis lamentables intentos de querer ser lo que Kagami tanto quería que yo fuera.

—¡Maravilloso! —exclamó el hombre— Me sorprende tanto que un traje de este tipo le quede tan bien a personas como... como usted —dijo, sonriendo— ¿Eso sería todo?

—Claro, personas como yo —repetí de mala gana— Sí, es todo. El caballero paga.

Miré a Nino y le guiñé un ojo, él volvió a rodar los ojos como se le empezaba a hacer costumbre, así que se fue con el sastre a pagarle.

Me quité la ropa y me puse la mía habitual.

El sastre guardó mi traje y tiempo después salí junto a Nino. Caminamos por las calles en silencio por unos minutos.

Podía notar que estaba molesto y esa actitud inmadura comenzaba a cansarme, sin embargo, no quería estar enojado con él, no cuando ha sido de los únicos que ha estado conmigo hasta en mis peores momentos.

—Necesitamos hablar —dije, siguiendo su andar.

—Hablar —repitió— ¿Hablar sobre qué?

—Nino, lamento si te ofendí al dormir con la mujer de la que estás enamorado —Él me miró de mala gana— Vale, eso sonó mal.

—No necesitas lamentar nada.

—Soy tu amigo, no me gusta que discutamos, pero debemos entender que tanto tú como yo hemos cometido errores, ¿sabes? —Nino suspiró— ¿Qué es lo qué te molesta? Dime.

La reina del corazón real [MLB] #1 ✔︎Where stories live. Discover now