^1^

7.5K 502 28
                                    

El pequeño tigre siberiano continuaba jugando con el peluche que le había prestado, o bueno a estas alturas ya se podía considerar completamente suyo.

Cualquiera se impresionaría al ver a este pequeño ejemplar y claro que yo también me impresioné cuando lo vi caminando solo por la nieve, mi intención no era quedármelo o algo parecido, pero el pequeño estaba herido y no podía dejarlo a su suerte, además de que es muy conocido el hecho de que estos pequeños ejemplares nacen ciegos.

Desgraciadamente en el pueblo donde vivía la caza de estos animales no es algo que se castigue tan severamente por lo cual muchos ignoran las advertencias. Es por eso que no dudé en tomar al pequeño animal y llevarlo a mi cabaña donde lo cuide y alimente por casi una semana después de encontrarlo muy cerca del pueblo.

Mis intenciones eran liberarlo cuando estuviera totalmente bien y ese día llegó.

—bien pequeño, hoy a llegado finalmente el día — dije con entusiasmo mientras caminaba con algo de dificultad entre la nieve.

Me estaba alejando demasiado del pueblo pero entre más lejos mejor Para el.

—Deja de morder mi dedo —pedí cuando sentí los pequeños, pero afilados dientes sobre la piel de mi dedo, realmente lo extrañaría.

No quería dejarlo, parecía que no tenía mas de unos cinco meses, me preocupaba que no encontrara a su madre y muriera de hambre o que alguien lo cazara.

Me detuve en seco cuando esas ideas invadieron mi mente, oh por Dios. No podía dejarlo solo, pero pensaba en lo que podría pasar si lo conservaba conmigo, sería más difícil dejarlo y no viviría una vida como la que debe, ademas no puedo olvidar que es un animal salvaje y podría convertirme en su cena.

—eres muy lindo, te extrañare pequeño copo—dije nombrándolo por el sobrenombre que había decidido darle en su segundo día conmigo—pero tienes que crecer —el pequeño felino me miró haciendo ruidos extraños —no me rezongues. Tu vida es aquí, no eres un gatito o un perro. —acaricie su suave pelaje una vez más—promete que encontrara a tu madre y que harás lo posible por sobrevivir —levante al lindo y salvaje ejemplar estirando los brazos y mirándolo a los ojos—no necesitas ayuda para comer y si te quedas más tiempo conmigo lo harás más difícil.

Un gruñido salió del pequeño animal haciéndome sonreír.

—nadie te hará daño —asegure más para mi que para el—aquí me quedare hasta que te vayas, así que no mires atrás

Di un rápido beso en su cabeza, bueno, en realidad le di más de cinco. Sonreí, estaba a punto de darle un último beso pero un movimiento entre los árboles captó mi atención. Me giré lentamente y el corazón comenzó a latirme rápidamente, quería correr pero sabía que si lo hacía sería mi fin.

Un enorme tigre de las nieves me miraba con total atención. Su mirada se fijó en el pequeño animal que tenía abrazado y mostró sus afilados dientes logrando que el color de mi rostro desapareciera.

Con manos temblorosas dejé al animal sobre la nieve y el tigre seguía mis movimientos con total atención. Si me comía ahí mismo prefería que mi pequeño copo no estuviera en medio. Me fue imposible no comenzar a llorar cuando lo vi acercarse a mi con lentitud, sin duda sería mi fin.

Las imágenes de mi siendo presa de aquel enorme tigre me hacían ponerme en un estado de pánico y en menos de lo que pensé perdí fuerza en las piernas cayendo sobre la nieve, lo último que vi fue al tigre muy cerca de mi rostro.

[...]

Sentía algo húmedo sobre mi frente, aquella sensación me hizo abrir los ojos lentamente. Lo primero que vi fue un techo de manera que parecía bastante resistente, aquello me indicó que estaba en una cabaña. La chimenea estaba prendida iluminando un poco aquel lugar, giré la cabeza con cuidado, tenía miedo. No sabía donde estaba ni cómo había llegado, el lugar era grande, pero estaba solo. Al intentar levantarme me percaté de la manta que cubría mi cuerpo.

ᴅɪғғᴇʀᴇɴᴛ • MYG  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora