Viviendo con ellos (Borrador 4)

9. Enfrentamiento.

(Editado)

Rachel Miller.

Amanecer con los ojos hinchados, con la cabeza que me quiere estallar no es lo mío. Al parecer ya no es tan divertido hacerme la ida de que acá todo será mejor a cuando estaba en casa con mis padres. Estaba desayunando a gusto, era lo único que me podía hacer sentir bien, por lo menos, pero adivinen que esa sensación desparece cuando los chicos aparecen en mi campo de visión y me analizan como si quisieran saber que tengo.

Ignorar el bulto, es lo mejor.

No los miro, no me habló. Me concentro en terminar mi desayuno para poder ir al instituto con la tranquilidad que de verdad necesito porque siento que en cualquier momento voy a estallar y no va ser fácil para nadie, ni para mí misma.

— Buenos días. — murmura Jackson dirigiéndose a mi lado.

Hago un asentamiento de cabeza y me levanto del comedor para lavar mi plato, siento la mirada de mi hermano en mi nuca y suspiro entrecortada.

— Estoy bien, si es lo que te preocupa Cristopher.

Le doy una mirada de soslayo y el suelta el aire retenido disimuladamente, como si le diera vergüenza que los demás lo vean vulnerable. Retomó mi camino hacía mi habitación buscando lo necesario para ir al instituto, tengo que admitir que estoy agotada como para irme caminando a clases y quisiera que alguien me llevé, pero no sé si pueda pedirle el favor a alguno de los chicos.

Antes de bajar a la sala, me pienso de veces si pedir el favor o irme caminando.

— ¿Te llevo?

Pues alguien se me adelantó...

— Por favor. — pedí con una mueca, el orgullo dentro de mi sintió enojo pero me daba igual.

Cristhian.

¿Por qué él?

— Vamos. — comenzó a caminar delante de mi, cuando llega a la sala le da una mirada a Cristopher y este asiente.

En fin, códigos de hombres.

Me despedí con la mano de los demás y me subí al auto con una sensación extraña en mi cuerpo, voy sola con Cristhian ¿qué se puede esparar?

Un silencio bastante cómodo me ayudó a sentirme más tranquila al estar tan nerviosa, por un momento mire a Cristhian quien estaba concentrado en la carretera que de hecho es un milagro que esté un poco desolada y es cuando caigo cuenta de que este no es el camino de ida para el instituto, es el camino más largo.

¿Por qué por aquí?

Y como si leyera mis pensamientos, habla.

— Es para que te distraigas con las vistas, en tu cara se te nota el estrés de no dormir bien. — dice sin mirarme. — Solía traer a mi hermana por esta carretera cuando nada andaba bien con ella misma. — hablo de más.

— Que bueno, supongo. — respondí con desgana. — Pero te dire algo, voy tarde y necesito llegar temprano porque tengo cosas que entregar. — añadí con una pizca de molestia creciendo en mi interior.