Yo sabía que Daniel tenía alguna especie de respeto hacia mi hermano, o muy bien podía ser miedo, aún no lo tenía claro, pero vi como me dio una última mirada y dio la vuelta marchándose.

Las manos de Mason se posaron sobre mis hombros, dando un ligero apretón, después besó mi cabeza desde atrás y no pude sentir más relajación que ésa y por inercia cerré los ojos, agradecida de que todo había acabado y obviamente por ese tan lindo gesto.

°°°






Pasar ese momento amargo iba a ser un poco difícil, o podía ser tan fácil que ni lo notaramos.

Marcus le dio una mala mirada a Mason, una sonrisa a mi y entró a la casa. ¿Nosotros?

El plan era salir y estar solos, así que eso hicimos.
¡Y no me van a creer donde me llevó!

Estábamos en un centro comercial, pero no era eso lo sorprendente. Estábamos justo en el centro de ese ¡Centro comercial! Y habían mesas por todos lados, pancartas, afiches y folletos repartidos por doquier, y banderines que anunciaban varias cosas.

¿Y que me había dicho él?

—En realidad todo esto ya lo había planeado, y solo acepté lo que me dijiste para que no te negaras a venir.

Lo único que entendí de todo eso fue, que ya estaba planeado llevarme hasta ahí, pero seguía la gran duda; ¿Que tiene que ver todo eso conmigo?

Mis ojos barrían todo el lugar, las pancartas, los banderines, los afiches, y algunos de los folletos que dejaban caer al piso, y solo uno de ellos en aquel piso invadido de muchos llamó mi atención.

*Concurso de Canto*

Y luego otro.

*Concurso de talentos*

Y otro

*Gana una Beca*

Y otro más.

*¿Quieres formar parte de nuestro equipo? Y convertirte en profesional*

¿QUÉ? ¿QUÉ ERA TODO ESO?

—Maaaason —dije su nombre de tal forma que me miró apretando sus labios.

—No me odies por favor —respondió con un atisbo de nervios pero también gracia en su cara.

—Explicame —me cruce de brazos tratando de demostrar molestia pero su carita lo único que me causaba era risa.

—Tienes demasiado talento Camila —comencé a negar —No me interrumpas, espera —me hizo guardar silencio —Cuando te escuché por primera vez mi corazón dió un salto y vuelta mortal que casi caigo ahí en tu patio.

—Tú escuchaste todo ese día —quito cualquier duda que me haya quedado.

—Si, antes me habías dicho que lo hacías pero nunca me habías dado el placer de escucharte y ese día, ¡Ese día! Ojitos no solo quedé hipnotizado por tus ojos, sino por tu voz y talento, y la letra… —lo frené.

—No digas nada por favor —pedí.

—¿Por qué?

—Me da vergüenza que lo sepas, que te hayas dado cuenta —tapo mi cara por la vergüenza.

Me había puesta roja como un tomate, no podía creer que él escuchó todo, ¡que sabía todo! de esa letra que solo hablaba de lo que sentí desde que lo conocí. Nunca planeé que se enterará de todo, por lo menos no tan rápido.

Recuerdo perfectamente que ese día, me recriminaba por ser tan cobarde y débil. Otra Camila, esa que deseaba ser, gritaba que le contara todo, de cómo surgió esa canción, de cómo me sentía siempre con él cerca y sobre todo que deseaba tener el valor y las fuerzas sin ningún temor de tomar uno de esos folletos e inscribirme en alguno o más bien en todos como de verdad lo anhelaba y comenzar a forjar el futuro que soñaba.

Pero apenas la antigua YO empezaba a gatear saliendo de ese hoyito, y no era hora de que la Camila qué un día deseaba ser, saliera; no aún.

Y no porque no tuviera el apoyo, sino porque quería todo a su tiempo, tal vez no viera para cuando lo lograra, pero de algo si estaba segura, lo lograría así fuera especial ¡ESPECIAL!

—¿Vergüenza? —pregunta —Debería darte orgullo, tiene un talento innato, y sin ningún estudio eso resulta fascinante.

—¿De verdad crees eso? —pregunté comenzando a dudar.

—No lo pienso solo yo —se agacha y toma uno de los folletos —Ya estoy empezando a creer, que en lugar de tener una enfermedad en la vista, la tienes en lo oídos —me da un toque en la nariz —Porque estoy más que seguro, que no es la primera vez que escuchas ésto —negué apenada —¿Entonces que esperas? —me tiende un folleto.

Temerosa lo tomé, mis manos temblaban y comenzaban a sudar cuando el empezaba a darme pequeños empujoncitos para que me acercara a una de las mesas. Mis pasos eran lentos, tragaba fuerte por los nervios y ansias que toda esa situación me provocaba, pero cuando estuve a punto de llegar a la mesa frené y devolví mis pasos de regreso donde él se encontraba.

No podía, no podía, no podía.

¡No podía!

Era una sensación muy extraña, nunca me había enfrentado a algo así, no creía estar preparada, el único público que tuve en mi vida fueron, Mamá, Marcus, las chicas y apesar de que fue una relación larga con Daniel fueron apenas unas pocas veces en las que me vio cantar y tocar.

No me sentía preparada para enfrentar algo así.

—No puedo —dije en cuanto me paré frente a él.

—¿Que sucede?

—¿Tu me ves preparada? —respondí con otra pregunta.

—¡Sí! —dijo con convicción.

—¡NO! —contraataqué.

—No tengas miedo —me tomó las manos, ya me estaba creyendo yo que eran una de sus partes favoritas para tomar —Inscríbete, tendrás mucho tiempo tanto para pensar como para presentarte, y si al final no lo haces no pasará nada.

Él tenía mucha razón, y ya me estaba dando cuenta yo que resultaba que siempre la tenía, y que yo me equivocaba.

Otra cosa era que:

Yo me daba cuenta de las cosas más que todo cuando él insistía, porque eso que él me decía ya lo había escuchado, y parecía no oír o simplemente me hacía de oídos sordos.

Decidida volví a girar mis pasos a una de las mesas y sin titubear ya estaba inscrita.

¡ESTABA INSCRITA EN UN CONCURSO DE CANTO!

¡OH MY GOD!

—Ya —dije con una sonrisa tanto nerviosa como de emoción.

Sus brazos se envolvieron en mi cuerpo y me alzaron dado vueltas, la sensación de vértigo se extendió y por mi cuerpo, pero la emoción podía más, y reí, reí muy alto por la felicidad que me albergaba y la que él me contagiaba.

Frenó y todo me daba vueltas, pero sus labios estamparon contra los míos trayéndome de regreso.

Era la primera vez que se atrevía hacerlo, y me abracé a su cuello disfrutando de aquel momento.

Era la primera vez que se atrevía hacerlo, y me abracé a su cuello disfrutando de aquel momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora