05

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Eso estaba mal. Eso estaba fatal. Totalmente mal. Tener a Off a las puertas de su casa preparado para entrar estaba realmente peor que mal. Solo a alguien como él se le ocurría invitar a una persona que ni era su amigo ni siquiera podría calificarse de conocido a dormir en su casa en vez de haberle prestado un maldito paraguas para que se fuera lo más pronto posible y lo dejara en paz.

No sabía el motivo, pero al parecer ese estudiante tenía el poder para aparecer y conseguir permanecer en todos los lugares donde se lo encuentra. En la universidad, en el gimnasio, y ahora en su propia casa. Los azares del destino tenían que tener un puto límite en algún sitio. ¿Es que todavía no había llegado a él? Entonces, ¿qué podía esperar? ¿Qué se mudará con él? Solo le falta eso para culminar su mala suerte. Lo más importante de todo ese asunto es que ni a Oab ni a Toy se les ocurriera la brillante idea de pasar por su casa para invitarlo a jugar a la consola o a lo que sea que se les pudiera ocurrir.

Sus manos temblorosas metían la llave en la cerradura para poder acceder a su propia vivienda seguido de su invitado. Su piso no era demasiado grande, en realidad se veía como una mota de polvo comparado con la casa de dos pisos de Off. Para una sola persona era suficiente: un baño, una habitación, una cocina y un salón. Sin embargo, aun siendo bastante pequeño, él lo mantenía el piso lo suficientemente ordenado y limpio como para que resultara hasta hogareño.

—Con permiso —dijo el mayor entrando a la vivienda observándola detenidamente.

Gun tuvo por la mente ir a la cocina, y coger una sartén para pegarle en la cabeza a Off y dejarlo inconsciente pretendiendo que todo lo anterior lo había soñado, pudiendo así librarse de una noche que con toda seguridad pasaría muy mal. Por suerte para la cabeza de su compañero y para su sartén, no llevó a cabo esa idea.

—Pon tus cosas ahí si te parece. —Señaló una pequeña banqueta al lado de uno de los sofás—. Si quieres puedo darte ropa para dormir, aunque no sé si será tu talla.

—No te preocupes, así estoy perfectamente. —Dejó las cosas en la banqueta y lo miró sonriendo—. Muchas gracias.

Un resplandor iluminó la instancia dejándolos durante unos pocos segundos, para luego perderse tenuemente en la ventana acompañado por un estruendo en la lejanía junto con el sonido de la lluvia estrellarse en el cristal de la ventana. Gun se mordió la parte interior de su mejilla tirando de ella hacia dentro con sus dientes intentando que el otro no notara su nerviosismo. Las tormentas no era su acontecimiento natural preferido y menos cuando eran acompañadas de fogonazos de luz recorriendo el cielo siendo seguidas del más grande tremor de todos haciendo temblar su humilde casa. Él sabía que las probabilidades de que a una persona le caiga un rayo era de una de cada tres millones, y que solo una de cada diez personas de todas las alcanzadas por ellos morían. También sabía que la mayoría de esos accidentes ocurrían en verano, con más posibilidades en julio y a las últimas horas de la tarde sin caer todavía la noche. Y sí, se había informado, porque era un tema del que todos deberían estar informados. Aun sabiendo todo eso y estando refugiado en su casa, no podía estar tranquilo.

—Vaya, se prepara una buena tormenta eléctrica —habló el mayor acercándose a la ventana para poder ver mejor el espectáculo natural que se estaba generando—. Creo que hice bien en no volver a casa caminando.

Vio cómo su compañero miraba por la ventana a la oscuridad de la calle a la que daba su ventana mirando la manera en la que los árboles se movían por el viento generado y las gotas de agua crear un gran río que iba calle abajo a gran velocidad. Ignorando eso se fue a la cocina que solo era separada del salón por un pequeño semimuro con encimeras. Abrió la nevera observando su interior. Hubiera jurado que todavía le quedaba una pizza congelada para poder cenar...; pero no. "Genial, por un día que tengo un invitado y no tenemos nada para cenar...", pensó con frustración. Ni se le había pasado por la cabeza ir a preguntarles a sus vecinos si ellos tenían, por supuesto que no, lo único que quería era estar tranquilo. Y si iba a preguntarles lo invitarían a cenar con ellos y él no quería que Toy y Oab se enteraran de la persona que ahora estaba en su apartamento.

¿Qué apostamos? -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora