—Sir. Louis —eché una pequeña broma.

—¡Bailey! ¡Pero que sexy chico! —halagó Pamela en un tono picoso. Ya tenía los dos cócteles en sus manos. Sus ojos analizaban el chico de pies a cabeza.

—Un traje puede hacer ciertos milagros— ladeó una mueca. Pamela y yo reímos, la chica me pasó uno de los vasos y le di un sorbo. Era de melocotón y vodka. Sabía muy bien, incluso hasta que mejor que los de piña.

—Esto sabe a gloria pura —hice un gemido de gusto, mientras seguía bebiendo el cóctel. Observé que Bailey levantó una ceja, y sus ojos fueron cayendo desde la abertura de mi escote.

—Cool, miren allá. Llegó la música en vivo— Pamela captó nuestra atención, seguimos su dedo que apuntaba al pequeño escenario. Donde unos hombres, quizá de unos cuarenta años, vestidos de traje, se apoderaban de los instrumentos, los probaban, haciendo algunos ruiditos con ellos.

—Hagamos un pequeño pedimento para que la música no sea como la de el año pasado —Bailey juntó sus palmas, mirando hacia el alto techo de tela.

—¿Hubo un baile el año pasado?—inquirí con la pajilla del cóctel entre mis dientes.

—Sí, pero nada comparado con este. El del año pasado fue una real basura —manifestó Pam con movimientos de mano.

—Ni hablemos de la música. Podía jurar que envejecía con cada canción que tocaban— dijo Bailey, en una mueca disgusto.

—¿Tan mala era?— lancé una risita.

—Terrible, menos mal que no estabas aquí todavía —aseguró Pamela.

Otro mensaje de Callum llegó a mi celular.

  ¿Dónde están?– Callum.

  En frente de la barra– Gwen.

—Tal vez mejoraron este año. Esos hombres parecen saber lo que hacen —comenté, dándole un vistazo al guitarrista que afinaba la guitarra.

  ¡Ya los vi!– Callum

Giré a cada parte del lugar, buscando con la mirada a Callum y a los otros. Entre tantos cuerpos, era difícil distinguir a mis amigos. Sin embargo, fue fácil visualizar a un chico con un ramo de orquídeas entre sus manos, acercándose con Thomas, Wells y Camille. Lancé un chillido por la emoción, que no fue desapercibido por mi amiga.

—¿Qué estás viendo? —preguntó curiosamente Pam.

Me traté de hacer, literal, la loca, y fingir para que Pamela se llevara una sorpresa cuando Callum aparezca en frente de ella— ¿Qué que vi? Nada, no estoy viendo nada. ¿Tú estás viendo algo?

—Estás un tanto... Extraña —entrecerró los ojos. Ok, por lo menos miente mejor una vez en tu vida Gwen Trainor, es por una buena causa. El plan era, distraer a Pam, para que le fuese de sorpresa la aparición del ojiazul.

—¿Yo extraña?—me apunté con la mano —No estoy extraña, ¿hay razón para estar extraña? Digo, no es que aparente serlo por alguna razón. ¿Estoy extraña Bailey?

—Muy, extraña —los labios de Bailey quedaron entreabiertos, al igual que los de Pamela, me observaban confundidos. Sentí mis axilas sudar, y mis manos ni se diga.

—¡Ustedes son los extraños! —traté de acusar —Todos estamos viendo lo mismo, no estoy viendo algo que ustedes no podrían ver. ¿Están viendo lo mismo que yo? ¡El hermoso y estrellado cielo!

—Eh... Chica batido, no puedes mirar el cielo por el techo —comentó un Bailey muy confundido. Yo, quien veía ensimismada para el techo, bajé lentamente y con vergüenza, mis ojos.

Ángel 234(I&II)Where stories live. Discover now