—Recuerdo vagamente haber escuchado al respecto de Martha.

—Bueno, nada de esto habría sido posible si no hubiera sido por Timmy.

Dray sonríe orgulloso y yo paso mi mirada del uno al otro.

—¿Timmy?

—Sí, Timaeus. De alguna manera consiguió que los Carlton estuvieran interesados en apoyar, además también ayudó a que otras familias poderosas apoyaran a la causa —me explica Tom mientras baja del auto—. Y aunque no ha podido estar presente por su agenda, siempre estuvo pendiente de que ningún aspecto estuviera desentendido. Fue su idea lo de crear la fundación.

Parece que esa noticia no solo me toma por sorpresa a mí, sino que a Dray también. Sin embargo, no hace ningún comentario al respecto.

Me cuesta un poco procesar todo, es decir, sabía que Timaeus estaba involucrado en medio de las cosas de la fundación porque Tom me había explicado de ello como parte de sus deseos cuando ya no estuviera aquí, pero nunca pensé que hubiera sido él quien orquestaba todo. Se preocupaba por los niños y todo, pero esto era a un nivel completamente distinto.

—Vaya... —Escucho decir a Tom mientras ayudo a Dray a sacar las cajas de la cajuela.

—¿Qué sucede? —le pregunto.

Mueve la mano quitándole importancia, pero la sonrisa de Dray me dice que él si lo entendió.




Al estar a punto de tocar la puerta, esta se abre y una chica pelirroja de cara dulce nos da la bienvenida.

—¿Qué tal estás, Tom? —lo saluda dándole un beso en la mejilla.

—Steph, permíteme presentarte a Dray Lux y a mi hija Maya.

Extiende su mano hacia Dray y hace lo propio conmigo.

—Un gusto en conocerlos, soy Stephanie Ross. Martha está atendiendo unos invitados ahora mismo, así que yo los ayudaré por ahora —nos explica con una sonrisa.

Su alegría es contagiosa, sin darme cuenta estoy sonriéndole de regreso.

—Puedes llevarnos a la sala de música, hemos traído algunas cosas para complementarla.

Ella asiente y nos observa.

—¿Algo con lo que pueda ayudar?

—Hay una caja más junto al auto.

Pasa con rapidez junto a nosotros y se dirige a la caja, en cuanto la tiene en brazos regresa.

—Por favor, síganme la sala está por aquí.

En cuanto pongo un pie dentro del lugar tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para que la boca no se me caiga al piso. Este lugar es enorme, de paredes blancas impecables, techos altísimos y qué decir de los ventanales.

Crecí en una casa grande, por decirlo de alguna manera, pero que parecía pequeña para los treinta, más o menos, que éramos. Este lugar es un palacio, ya me imagino la emoción de los chicos de vivir en un lugar así.

Nos conduce por algunos pasillos hasta llegar a la sala más alejada. Se coloca la caja a un lado y llama. Abre la puerta y de inmediato escucho un piano sonando, pero las teclas son tocadas al azar. Entramos y como si fuera música para mis oídos escucho una risita infantil. Soy la última en entrar y cómo si no fuera suficiente para mi corazón ver a la pequeña Sophie jugando con las teclas del piano, mi corazón a un brinco al ver que está en las piernas de Timaeus quién la anima a seguir tocando, también veo a su hermano Thanos aplaudiendo, siguiéndole el juego. Como si eso no fuera suficiente para mi dolorido corazón, el piano en el que están tocando me trae muchos recuerdos.

SAGA LUX III | Los colores de TimaeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora