Toda su vida, Amity se la pasó bajo las estrictas órdenes de sus poco amorosos padres. Si a eso le añadimos un tóxico ambiente escolar, sabremos un poco más del porqué se enamoró de la bonita, ingenua e idiota novedad humana: Luz Noceda.
Las chicas...
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Era una agradable mañana de lluvia hirviente... en las Islas Hirvientes. El sol brillaba por su ausencia y las "aves" cantaban con dolor debido las gotas de agua hirviendo cayendo en sus plumas.
La peliverde estaba sumamente preocupada, dando vueltas y vueltas por la sala ya que no ha podido comunicarse con su familia, por mientras, Luz le está dando de comer a Hooty.
— ¡¿Por qué rayos no traje mi pergamino!? Si solo Emira no me hubiera distraído dándome consejos "amorosos" sobre como decir apodos cariñosos.
Amity se quejó en voz baja. Trataba de hallar un culpable tras su error de olvidar su pergamino.
— ¿Dijiste algo, Amy?
Luz apareció detrás de ella para brindarle un gran abrazo, rodeando la cintura de una ruborizada peliverde.
— ¡Q-Qué eres insoportable! Y... estás muy cerca —susurró lo último, pero Luz solo alcanzó a escuchar lo primero.
—Perdón —se disculpó rompiendo el abrazo, haciendo sentir mal a Amity—, a veces puedo llegar a ser muy irritante.
— ¿Irritante? —comentó la peliverde con el sarcasmo en la punta de su lengua—. Irritante es el búho necesitado de atención de la puerta —señaló al hiperactivo Hotty, demonio que en vez de comer las semillas que Luz le dio, prefería el sabor del musgo seco que crecía en el suelo.
Ambas amigas se compartieron una risilla.
— ¡Hoot, hoot! Ha llegado un paquete —exclamó el búho de fondo. Hotty abrió la puerta para que un bastón blanco entre volando a la sala.
Era del mismo tamaño que el de Eda, pero en vez de tener un tierno búho como Owlbert, tenía de taliamigo a una fina estatua de águila, que traía una mochila de conejito colgada en su pico.
— ¡Es un bastón muy genial! —Los ojos de Luz brillan ante tanta elegancia desprendida.
—Es el bastón de madre... y tiene mi mochila.
Amity se apresuró a recibir el encargo. Dentro de su mochila de conejo, estaba su pergamino, bocadillos en una pequeña caja y una nota.
Al instante de desempacar, Luz se encargó de los dulces regalados, mientras ella trataba de prender su pergamino y leer la carta que le escribieron.
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Amity querida, mi pequeña y más amada hija...
Nah te creas Mittens, soy Emira
Te escribo porque estoy preocupada. Edric ha estado llorando toda la noche pensando en las 128 formas en que un oso te pudo haber comido. Pero si contestas asumiré que estás encerrada con Luz 7w7
Psdt: Te mando tu pergamino móvil, cárgalo. Edric se la pasó toda la noche usándolo para poner canciones tristes y buscando como sacar personas dentro de osos
