—¿Eres adivino o algo así? —preguntó.

—¿Por qué lo dices? —lo miró confundido.

—Pues amo las hamburguesas con doble queso y no miento, gracias Jimin.

La cara del peli-rosa parecía tomate en ese instante, ¿Jungkook siempre era así de lindo? Le empezaba gustar.

—Hay que comer esto y disfrutar un poquito el día y volver al hotel —dice Jungkook.— Jimin, me gustaría hablar contigo a solas cuando lleguemos quiero comentarte algo.

—Claro, Jungkook.

El mayor asintió y disfrutaron de su comida entre risa y platica, contando todo lo que pasó anoche de cómo Jimin bebió todo el barril y lo coronaron el Rey de barril de indio americano, de cómo Jin se cayó en sima de una mujer y casi se agarran a golpes, pero Namjoon interfirió, también como Jungkook defendió a Jimin de aquel idiota.

Todo estaba bien con ellos, se estaban pasando todo esto bien, con calma, a pesar de la pareja casada. Jimin amo tomar esta decisión de irse con su amigo aquí a las vegas, era como un sueño. Nunca fue un chico rebelde en su adolescencia, y ahora que era un adulto amaba todo lo que pasó, sin planear, sin organizar todo por su cabecita; solo necesitaba esto disfrutar y ahora lo haría. Tal vez para muchos esto era rápido por gustar de alguien en pocos días, no obstante, siempre estuvo con un hombre en su vida y no resultó bien, ahora tiene aún guapo y dotado pelinegro que le dijo que le gustaba, era una locura pero una locura buena.

Terminaron de comer, pagaron la cuenta y fueron a ver por última vez la bonita ciudad de las Vegas.

Caminaron por todos lados mirando los lugares más hermosos del lugar, Jin estaba con Namjoon riendo y jugando por su lado, mientras que Jimin estaba con Jungkook también por su lado, disfrutando el día tan hermoso.

El pelinegro miró una tienda de cómics, miró la figura de Mandalorian y Baby-Yoda de Star-Wars en la vitrina. Rápidamente se acordó de su hijo, había olvidado lo que le prometió llevar sus juguetes, por todo ese asunto de estar casado. Obvio llamó a su hijo cuando llegó a las vegas, le dijo que estaba bien y que lo extrañaba, pero olvidó que su hijo le pidió sus figuras.

—Jungkook ¿Estás bien? —Le pregunto Jimin.

—Si es solo que había olvidado que mi hijo me pidió aquellos muñecos que están ahí. —Señaló la vitrina.

Jimin miró adonde señaló y eran los personajes de Star-Wars.

—¿Hablas de Mandalorian y Baby-Yoda? —miró al pelinegro.

—¿Sabes quien son? —Cuestionó curioso.

—Claro que sí Jungkook. Son de Star Wars, amo esas películas, las he visto todas, incluso tengo una figura del mismísimo Anakin Skywalker, Darth Vader, autografiada por el creador de las películas. —presumió Jimin.

Jungkook abrió y cerró la boca rápidamente.

—Vaya, no sabía que eras fan de esas cosas —se burla del pelinegro.

Jimin lo mira indignado.

—Claro que me gustan estas cosas, soy superfan. También amo las películas de Marvel en especial el hombre araña, pero si escogiera a alguien en específico sería mi Reyna Harley Queen, la adoro. Aunque ella es de DC y no de Marvel, pero me entiendes.

—Woo… eres todo una caja de sorpresas Jimin, pero yo prefiero a Iron man —dice— Creo que te llevarás bien con mi hijo, a él le encanta mucho Star-Wars, se entenderán muy bien.

Jimin quería conocer al hijo de Jungkook, amaba a los niños con toda su alma y si tenían los mismos gustos esto era buen comienzo.

—Me encantaría conocer a tu hijo Jungkook, amo a los niños mucho, por eso trabajo con ellos en mi academia de danza.

6 𝗠𝗲𝘀𝗲𝘀 𝗖𝗮𝘀𝗮𝗱𝗼𝘀 💍𝗸.𝗺Место, где живут истории. Откройте их для себя